sábado, 19 de octubre de 2013

14









El día ha llegado.


Sentía que regresaría el desayuno de 3 días, sin embargo, me calmé.

Cashmere, Gloss y Violetta no irán con nosotros. Ellos se desplazarán directamente a la sede central de los Juegos, donde reclutarán patrocinadores.

Es el momento de despedirse.


-          Cashmere, Violetta, Gloss, muchas gracias por todo, por su comprensión y sus consejos. No sé si volveremos o no, nadie tiene asegurado un futuro, si lo hago, los veré pronto, si no lo hago, quiero que sepan que en tan poco tiempo se volvieron realmente importantes para mí.- Dije esto mientras sus ojos se cristalizaban y me abrazaron.
-          Oh, Marvel, eres maravilloso en cada aspecto, estaremos cuidando de ustedes.- Dijo Cashmere, para después besar mi cabello.

Glimmer y yo nos fuimos con nuestros estilistas, que nos prepararían para los Juegos y nos enviarían directamente a ellos.

Antes de comenzar con toda la acción, pedí un momento a solas con Glimmer.

Noté como ella palidecía y sus labios comenzaban a temblar.

-          Glimmer, todo estará bien, lo prometo. Llegaremos a la arena, entraremos al baño de sangre, comenzaremos una alianza y todo irá bien, ya lo verás. Después, que pase lo que tenga que pasar, pero te aseguro que haré todo lo posible por mantenerlas a salvo.- Tomé su cara entre mis manos suavemente y besé su frente.- Es hora de irnos, pero te veré en la arena.


Me fui con Rose y un aerodeslizador aterrizó, subí por la escalera, al estar ahí, un hombre vestido en bata blanca se acercó con una jeringa.

-          Marvel, este es tu dispositivo de seguimiento. Cuanto más quieta estés, mejor podré colocártelo.


Al colocarme ese dispositivo se retiró y yo me dirigí hacia el gran vidrio que había, admirando cada uno de los paisajes, estábamos pasando sobre la ciudad, veía a la gente como puntos muy pequeños, todos llenos de color, después, sobrevolamos sobre otros lugares más, alguien se acercó y me alejó de ahí. Era Rose.


-          Marvel, deberías desayunar algo, vienes con el estómago vacío.
-          No lo sé, Rose…
-          Marvel, haz caso a lo que te digo, sufrirás de golpes de adrenalina, los cuales a las pocas horas te dejarán sin energías, debes llevar algo en tu organismo.


No tenía muchas ganas de discutir con Rose, así que decidí tomar el desayuno.
Honestamente, no sabía con certeza que era lo que estaba desayunando, solo tomaba la comida y la metía a mi boca rápidamente; los nervios ya se estaban haciendo presentes.

Cuando ya no pude más, me recosté en un pequeño sofá.

Después de unos cuantos minutos, el aerodeslizador aterriza, y Rose y yo volvemos a bajar la escalera, aunque esta vez para bajar hasta un tubo subterráneo que da a las catacumbas.

Seguimos las instrucciones para llegar a mi destino, una cámara para realizar los preparativos. En el Capitolio la llaman la sala de lanzamiento. En los distritos la conocemos como el corral, donde guardan a los animales antes de llevarlos al matadero.

Todo es completamente nuevo, yo seré el único que usará esta sala de lanzamiento, y es completamente horroroso.

Lucho por no vomitar todo lo que he comido hace unos momentos atrás.

Rose me ayuda a abrir el paquete en el que viene la ropa que usaré, ya que yo estoy demasiado nervioso para abrirlo por mí mismo.

Con todo listo, solo queda esperar la llamada.

Los nervios que sentía se convirtieron en terror, pensando en que era lo que me esperaba.
Rose está sentada frente a mí, totalmente en silencio, mirándome fijamente.

Le iba a preguntar qué era lo que sucedía pero ya era muy tarde, ya anunciaban que era la hora de partir.

-          Cuídate mucho, Marvel. Has sido de los mejores tributos que he tenido. Que la suerte esté siempre de tu parte.

Caminé lentamente hacia la placa de metal redonda, miro por última vez a Rose y un cilindro de cristal me rodea, separándome por completo de lo que solía ser mi libertad. Cierro los ojos para cuando el cilindro empieza a elevarse, dejándome en la oscuridad, intento regularizar mi ritmo cardíaco y lanzo un gran suspiro al cristal.


¿Por qué es que tengo tantas ganas de vivir la vida que se me ha dado cuando están a punto de quitármela por completo?



Siento la luz del sol sobre mi cara y la brisa del viento soplar con ese conocido olor a pino.


En ese momento oigo la voz del legendario presentador Claudius Templesmith por todas partes:

-          Damas y caballeros, ¡que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre!



13





No podía dormir, mi cabeza daba vueltas sin parar.
Los pensamientos fluían como nunca por mi mente.

No estaba listo.
No quería vivir tal masacre.
Ya no había vuelta atrás.

Decidí salir de mi cómoda habitación e ir por un poco de agua, para tranquilizarme. Al llegar a la penumbra de la cocina, visualicé una silueta, era Glimmer.


-          ¿Tampoco puedes dormir? – Le pregunto.
-          No…


Ya ninguno de los dos decidió hablar, nos tomamos ese momento para apreciar el silencio que había por primera vez en el Capitolio.

Después, nos miramos a los ojos y supimos lo que pasaba.

Teníamos miedo.

Glimmer se acercó cautelosamente a mí, cuando tan solo estaba a 5 cm de mí, me abrazó como nunca, y yo hice lo mismo.


-          No te puedo perder, Marvel, no puedo.


Comenzamos a sollozar.



Ahí estábamos, dos mejores amigos de toda la vida, ahora tributos profesionales, de apariencia tan dura como una roca, llorando por nuestras vidas.

viernes, 6 de septiembre de 2013

12









Era el día de la entrevista con el famosísimo Caesar Flickerman. Nos habían despertado temprano para tomar un rápido desayuno y una rápida ducha. Tanta ducha en el Capitolio ya había hecho que irradiara olores de muchos colores. Sé que suena raro, pero aquí en el Capitolio es posible y aterradoramente normal.

Rose había comenzado conmigo temprano. Puso sobre mí muchos líquidos raros, me dijo que era para la Arena, de seguro para que no me crezca vello de nuevo. Todavía no comprendo que tienen de malo los vellos, todos los hombres los tenemos.

Después de mi súper larga ducha con las raras sustancias de Rose, me ayudó a vestirme. Yo me puse los calzoncillos y los pantalones, pero ella me ayudó con lo demás.

Era un pantalón azul parecido al  violeta, una camiseta lila con otros toques con un purpura y líneas amarillas, un chaleco azul casi turquesa, un saco azul como el azul del pantalón y unos zapatos de vestir del mismo color que el pantalón con cordones blancos. Es algo que tal vez nunca habría usado en el Distrito 1, pero me gusta. Me maquilló un poco, y peinó.

Vi a Glimmer con un provocador vestido casi transparente color dorado. Ese tipo de vestidos son los que a Glimmer le benefician. Ya que se ve sexy la mires por donde la mires. Antes de bajar Cashmere y Gloss nos recodaron cuales eran nuestros enfoques: Glimmer la chica encantadora y sexy. Yo, el chico amistoso, ególatra con mucha seguridad, tal vez demasiada.

Al bajar sólo estaba la pareja del Distrito 2. Nos acomodamos en nuestros puestos y se escuchó cómo se abría el elevador, giré mi cabeza y era el Distrito 4.

Azora se veía preciosa, como de costumbre.

Llevaba un vestido rosa crema que era algo ajustado en el pecho, pero caía perfectamente debajo de su cintura. La parte que caía tenía algunas rosas hechas con tela que era parte del vestido. Llevaba unos tacones color morado y tenía un adorno en ellos, eran como flores blancas en la punta del tacón. Llevaba su cabello suelto, y tenía poco maquillaje.

Me gusta más sin maquillaje. Pero sigue viéndose preciosa.

-          Hey… - Me dijo en forma de saludo.
-          Hey… - Le respondí y sonreí.
-          Te ves muy guapo. – Me dijo viéndome a los ojos.
-          Muchas gracias, tú no te quedas atrás. Te ves preciosa.

Este comentario hizo que se sonrojara. Yo sólo tomé su barbilla y besé delicadamente su mejilla.
La vi y sus ojos seguían brillando.

-          Chicos enamorados, lamento interrumpir pero aquí no pueden hacer eso, no les vendría bien con los patrocinadores – Oí decir a Glimmer. No me gusta cuando interrumpe, pero tiene razón, no nos vendría bien mostrándonos amor en la arena.

Azora y yo nos separamos y tomamos nuestros lugares. Lo bueno era que no estaban todos abajo. Todas las entrevistas duran 3 minutos, así que teníamos que ser breves.

Glimmer fue la primera en salir y el público en cuanto la vio soltó un suspiro. Caesar le preguntó sobre su vida en el Distrito 1, su familia, si estaba preparada para los juegos y que opinaba sobre el Capitolio. Al terminar sus 3 minutos sonó una campana indicándolo. Ahí supe que era mi turno, respiré y salí.

-          Marvel, ¿cómo estás? Toma asiento por favor.
-          Muy bien, muchas gracias.
-          Y dime, ¿cómo era tu vida en el Distrito 1?
-          Tranquila, iba a la escuela como todo niño, salía a divertirme con mis amigos, ayudaba a mis padres en su trabajo.
-          ¿Salías con tus amigos? ¿No querrás decir que salías con tu novia?
-          No, no, nunca he tenido una novia.
-          Pero, ¿crees en el amor?
-          Claro que creo en él, mis padres me han demostrado que si existe, y es lo más hermoso. – Cuando dije esto, escuché como varios suspiros salían, y muchos aplausos.
-          Dices que es lo más hermoso, pero no has tenido novia. ¿Será que hay alguien especial?...
-          Si, si lo hay. – Ni siquiera yo había visto eso venir… me sonrojé.
-          Oh, ¿y podemos saber su nombre?
-          Ah… pronto lo sabrán, lo prometo. – Dije riendo.
-          Ya está, lo prometiste. Cuando regreses de la arena tendremos una charla pendiente. – Después Caesar y yo intercambiamos una que otra broma y se acabó mi tiempo.
-          Gracias Marvel, ¡Marvel Homs, Distrito 1!

Al terminar mi entrevista salí por el otro lado del escenario, donde ya me esperaba mi equipo. Ya sé que viene.

-          Con que… ¿alguien especial, eh? – Dijo Finnick Odair. ¿Finnick Odair? ¿Qué hace Finnick Odair justamente aquí? - ¿Es ese alguien especial es mi tributo, Azora? – Entonces… creo que todo mundo supo mucho antes que yo el hecho de que estoy enamorado de Azora. Como no quería ser grosero con él, y prefería evitar mentirme a mí mismo, asentí con una sonrisa en mi rostro.
-          ¡Hasta que lo aceptas, Marvel! – Gruñó mi mentora. – Ustedes dos son el uno para el otro. Todo el mundo lo sabía menos tú.

Eso me hizo reír, pero dijo que todo el mundo menos yo… ¿Eso significa que Azora siente lo mismo que yo? Solo pensar en esto hace que mi corazón se acelere.

Seguían pasando los tributos, no eran entrevistas muy interesantes pero cuando llego la de Azora no pude despegar mi vista.

-          Bienvenida Azora. Te ves preciosa, ¿ya te lo habían dicho?
-          Muchas gracias. Y lamento informarte Caesar que te ganaron, pero gracias – Dijo Azora con una de esas sonrisas que hace que me derrita.
-          Oh, no puede ser. ¿Quién fue? Yo nunca aceptaré que alguien me gane.
-          No puedo decirlo, es un secreto. – Dijo susurrando.
-          ¿Es un secreto? ¿eso quiere decir que fue uno de los tributos, eh? – Le dijo Caesar poniendo una cara pícara. El público soltó un grito de emoción.
-          Ah… ¡qué guapo te ves, Caesar! Tremendas ganas de cambiarte mí vestido por tu atuendo.
-          Oh, Azora… sé que me quieres cambiar el tema, eso no funciona conmigo. Pero gracias por el cumplido, cuando quieras compartimos atuendos. – Le guiñó un ojo y el público estalló en carcajadas. – Bueno, dime, ¿qué opinas del Capitolio?
-          Es muy bello. Y la gente ni hablar.
-          Que adorable, muchas gracias, ya te estás ganando nuestro amor. ¿Y qué se siente tener al guapo Finnick Odair como mentor?
-          Me alegra escuchar eso, y Finnick es una persona maravillosa, el poco tiempo que hemos compartido entre los entrenamientos o almuerzos le he tomado afecto. Tiene todo mi respeto y admiración.
-          Cuéntanos, ¿qué solías hacer en el Distrito 4?
-          Ir a la playa, lo amaba.
-          ¿Te sientes lista para los Juegos?
-          Sí, me siento preparada. No por nada nos llaman profesionales, ¿o sí?
-          Tienes razón. Por último, dinos con sinceridad, ¿hay alguien ocupando tu corazón? – Le preguntó con seriedad Caesar,  yo solo estaba deseando escuchar un: Si.
-          Si.
-          Oh, se acabó el tiempo, muchas gracias Azora, toda la suerte del mundo.
¡Azora Rog, Distrito 4!

Dicho esto, la gente le comenzó a aplaudir, y entendí su enfoque: Chica adorable del Distrito 4. Papel que le queda a la perfección. 

¿Qué sentí cuando su respuesta fue “sí”? Miles de mariposas. Y estoy seguro de que sonreí como estúpido porque todo mi equipo volteó a verme, junto con Finnick y comenzaron a reír, no por burla o broma, si no por felicidad.

Azora apareció en el marco de la entrada, al instante nos miramos y sonreímos. Algo sonrojados y con todas las miradas encima nos abrazamos.  La tuve que soltar aun que no quisiera pero tenía que subir a mi piso y ella esperar a su compañero de distrito.

-          Nos veremos mañana, ¿de acuerdo? Ten mucho cuidado, si quieres luchar en el baño de sangre, hazlo pero cuídate. Formaremos una alianza.
-          Haré lo que venga con el momento. Y tendré mucho cuidado, te lo prometo. Tú también debes cuidarte, promételo.
-          Claro que lo prometo, no las dejaré solas.
-          Muy bien. Hasta mañana Marvel. – Dicho esto me abrazó y besó en la mejilla. Yo la besé en la frente.

Me fui con mi equipo y Azora se quedó con Finnick de nuevo, vi como comenzaban a entablar una charla. Ya me imagino que viene para mí al llegar al piso 1.

Llegamos al piso 1, y nos acomodamos en el living para continuar viendo las entrevistas. Mi sorpresa fue que al instante Finnick, Annie Cresta, y Azora llegaron.

-          Bien, ¿listos? – Dijo Finnick.
-          No le hemos comentado nada a Marvel. – Dijo Gloss.
-          Nosotros un poco a Azora. – Le contestó Finnick.
Annie, Finnick y Azora tomaron asiento frente a nosotros.
-          Azora, Marvel. Ahora que es oficial que ustedes dos sienten algo es hora de hablar. – Comenzó a decir Cashmere. – Escuchen, por su propio bien oculten lo más que puedan ese amor en la arena. A los patrocinadores no les importan los chicos enamorados, lo que ellos quieren es sangre y nada más. Ustedes son tributos profesionales, sabemos que no están exentos a enamorarse ya que tienen sentimientos como todos nosotros, pero todos esperan lo de siempre de ustedes, dar un gran show, sangre. Yo sé que ustedes están conscientes de eso, pero queremos dejarlo claro.
-          Eso no quiere decir que tengan que estar separados. Tienen suerte de ser de distritos fuertes y poder formar una alianza. Pueden comportarse como amigos, acompañantes, un equipo, pero sin pasarse de los límites. – Dijo Finnick.

Iba a dar mi respuesta cuando escuchamos un << ¡Distrito 12! >> proveniente de la pantalla. Todos concentramos nuestra mirada ahí.  Era la chica del 12 con un vestido rojo simulando llamas. Claro, “la chica en llamas”. Su entrevista no fue nada entretenida, y la encontraba algo sosa. Pero sigue siendo peligrosa. Terminaron sus 3 minutos y entro el chico de su distrito, alguien muy diferente a ella.

Su entrevista era más energética, y hacía reír a los espectadores. Muy inteligente. Se llegó a un punto de la entrevista donde Caesar le preguntó al chico sobre alguna enamorada. El negó tenerla pero al final le sacaron la sopa.

-          ¿Un chico guapo como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?
-          Bueno, hay una chica – responde él, suspirando-. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy bastante seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la cosecha.

La multitud expresa su simpatía: comprenden lo que es un amor no correspondido.

-          ¿Tiene a otro?
-          No lo sé, aunque les gusta a muchos chicos.
-          Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte, ¿eh? – Lo trató de animar el buen Caesar.
-          Creo que no funcionaría. Ganar… no ayudará, en mi caso.
-          ¿Por qué no? – Preguntó Caesar, perplejo como todos nosotros. No puede ser lo que yo imagino.
-          Porque… -empezó a balbucear Mellark, ruborizándose-. Porque… ella está aquí conmigo.

No había caído en la cuenta de su respuesta hasta que vi a todo mi equipo y al equipo de Azora con caras sorprendidas, y dejando escapar algún suspiro de angustia. No por ellos, sino por nosotros.

-          Vaya, eso sí que es mala suerte. – Dijo Caesar, y claro que la es. Mírame a mí. Enamorado de la chica del distrito pesquero, y ella de mí. No podemos hacer nada más que fingir que somos aliados. Permaneciendo callados. Callando nuestro trágico amor.
-          No es bueno, no – Coindice Mellark.
-          En fin, nadie puede culparte por ello, es difícil no enamorarse de esa jovencita. ¿Ella no lo sabía?
-          Hasta ahora, no.

Caesar ofreció sacar a Everdeen de nuevo para recibir una “respuesta” más reglas son reglas y su tiempo había terminado. Se despidieron y le dijo que todo Panem lo tenía en el corazón.

El rugido de la multitud fue ensordecedor, y Mellark, tributo del 12 nos había borrado a todos del mapa con su “confesión de amor”.

No era justo. Para nada justo. Él confesó su amor por ella, ¿y nosotros? No nos lo permitieron.

-          No es justo.
-          Marvel… - me dijo Cashmere.
-          Cashmere, no me importan los patrocinadores. ¿Acabas de ver eso? Él confesó su amor por ella, cosa que yo no pude hacer, y te aseguro que en este momento tienen una cola de ellos – Le contesté algo alterado.
-          Marvel, calma – Me dijo con un tono de voz tranquilo Azora. Dirigí mi mirada a ella, y estaba algo sorprendida por lo que acaba de escuchar. Sé que piensa lo mismo que yo. Después dirigí mi mirada a Glimmer y estaba pensando demasiado, tenía su mirada ida- ¿Por favor?

No pude hacer nada bajo eso, bajé mi mirada y comencé a respirar lentamente para tratar de calmarme.

-          Escúchame Marvel, no me importa si no confesaste tú… amor por mí de esa manera frente a todos ellos. Y tampoco me importa si yo no lo hice. Ya que solo me importa que tú lo sepas. Tú eres a quien yo quiero, y estoy más que satisfecha con saber que tú estás consciente de ello. No el público, Caesar, el Capitolio, o Panem. Ellos no me importan. Me importas tú.

Y ahí fue cuando caí en la cuenta de que ella era todo lo que quería y necesitaba. Me sentí estúpido por haberme quejado anteriormente, ya que ella tiene razón.

-          Lo siento, tienes razón…
-          Claro que la tengo. – Dijo riendo un poco. Me acerqué a ella y nos abrazamos por un momento.
-          Los trágicos amantes…  - Escuché decir de forma baja a Glimmer.

-          Provenientes del Distrito 1, y Distrito 4. – Completó Cashmere en tono de tristeza. La comprendo, yo tampoco estoy del todo contento con esto.

11








Desperté pasando las 8:30 a.m.

Tenía que prepararme. Protestando me levanté de la cama y me di una rápida ducha que duró al menos 10 minutos. Al salir, vi que mi cama ya estaba hecha y sobre ella había un extraño atuendo que seguro se usará para los entrenamientos. Me vestí rápidamente y fui directamente al living, ahí ya estaban casi todos, solo faltaba Glimmer.

Tomé uno de los platos que había en el comedor de la plata y me serví el desayuno. Después de 5 minutos salió Glimmer, sirvió su desayuno y se sentó a mi lado.

-       Es más que probable que hables con ella hoy, ¿sabes?
-       ¿Cómo lo sabes?
-        Es muy obvio. Cashmere me contó que en los entrenamientos hay un descanso de 1 hora, en el cual se sirve el almuerzo. La mayoría de las alianzas se inician ahí. Es del 4, debe de ser una profesional al igual que nosotros. Así que aprovecha los 60 minutos que nos darán.
-       Gracias Glimmer – Le dije con una sonrisa, y ella me sonrió de la misma manera.

Al terminar el desayuno todavía faltaban 15 minutos para las 10 a.m. pero decidimos ir bajando para darle una vuelta al Centro de Entrenamiento. Violetta nos concedió el permiso. Al bajar vimos que habíamos sido los primeros en llegar. Buen comienzo. Estuvimos esperando unos minutos más cuando las demás parejas de tributos comenzaban a bajar. Cuando yo pensaba que ya estábamos todas las parejas reunidas en una tensa media luna alrededor del Centro de Entrenamiento bajó la pareja del 12, que puntuales.

Atala nos recibió y comenzó a leer las reglas. También leyó algunas de las causas por las cuales algunos tributos morirían, la lista de habilidades y los puestos. Al concluir nos dijo que nos sintiéramos libres de comenzar por donde quisiéramos. Vi muchos puestos como el de nudos, como hacer una fogata, plantas comestibles, camuflaje y demás, pero no pensé que fuese necesario ir a ellos, ya que todo eso ya lo había aprendido en la Academia. Así que fui directamente hacia las armas, al igual que los demás tributos profesionales.

Tomé una lanza y me coloqué a 13 metros de un muñeco fabricado especialmente para los entrenamientos, arrojé la lanza y cayó justo en el centro, donde se suponía que estaba su corazón. Bien. Sonreí para mi mismo cuando escuché a alguien detrás de mí.

-        Bien hecho, 1. – Dijo una voz de mujer a mis espaldas. Como no reconocí la voz me giré y la vi. Era Azora, tenía una sonrisa en su rostro, y un cuchillo en sus manos.
-        Muchas gracias, 4. – Le respondí con una sonrisa igual o más grande que la suya.

Noté como Azora dejó el cuchillo en su lugar y se acercó rápidamente a mí, para después abrazarme. Le correspondí el abrazo y a pesar de que fue un rápido fue justo como hace 5 años. Fue cálido, y estaba necesitado de él.

Cuando nos separamos hubo un breve silencio, pero nos veíamos a los ojos.

-          Te extrañé demasiado, Marvel.
-         Y yo a ti, Azora. ¿Te parece si hablamos en el almuerzo? Tenemos que contarnos muchas cosas. – Ella asintió, me dio un beso en la mejilla y estuvo a punto de irse cuando la tomé por el brazo. – Azora… dije que hablaríamos en el almuerzo, pero nunca te pedí que te fueras. Tu compañía es lo que necesito.

Vi como los ojos de Azora tenían un brillo especial y esto ocasionó que un leve color rojizo apareciera en sus mejillas y una sonrisa escapara.

No hablábamos mucho. Pero tampoco nos separábamos. Estuvimos entrenando juntos, y aprendíamos cosas nuevas del otro. Por ejemplo, ella me enseñó arrojar un cuchillo con más precisión, y yo le enseñé dos trucos con la lanza.

Estaba esperando con muchas ansías la hora del almuerzo, para poder hablar. Y por fin llegó. Fuimos hacia el comedor y tomamos nuestras bandejas para tomar los platillos que quisiéramos. Vi a Glimmer sentada en una mesa con los tributos del Distrito 2, me acerqué a ellos y le dije a Azora que me siguiera.  Al llegar a la mesa vi como ellos hablaban animadamente y cuando Glimmer me vio sonrió, me moví un poco y vio a Azora, cuando la vio me sonrió mucho más.

-         Cato, Clove, él es Marvel, mi compañero de Distrito, y la chica a su lado es Azora, del Distrito 4.
-          Tomen asiento. – Nos dijo Cato. Me senté al lado de Glimmer y Azora se sentó a mi lado. – Azora, ¿cierto? – Cato le preguntó, y ella asintió, espero que no le pregunte alguna estupidez - ¿Por qué no llamas a tu compañero de Distrito? No nos caería mal un poco más de compañía, después de todo, también es un profesional.
-          En un momento más vendrá, estoy segura.  – Y así fue, después de unos minutos Breck, el compañero de Distrito de Azora nos preguntó si se podía sentar con nosotros, a lo que Cato asintió.

Ya habían pasado 30 minutos desde que nos habíamos sentado ahí, nos restaban tan solo 30 minutos para hablar, así que Azora y yo nos alejamos un poco y comenzamos a hablar.

-         Antes que nada Marvel, te quiero agradecer de nuevo por haberme hecho compañía, si yo hubiese estado en tu lugar creo que ni siquiera me hubiese acercado, así que… te lo agradezco. También te quiero agradecer que a pesar de haber hablado poco te hayas convertido en mi mejor amigo, si, tal vez suene estúpido, pero en el 4 no tenía muchos amigos, si acaso 2, pero contigo me sentí tan bien… demasiado para ser verdad. Y, cuando te fuiste, me quedé ahí alrededor de 1 hora, pensando en muchas cosas. Al final decidí regresar al 4. Lo hice. Me tardé como 1 semana, pero llegué. Ahí ya me daban por muerta, pero cuando me vieron se alegraron demasiado. Me  llevaron al hospital donde me preguntaron cómo había sobrevivido, les conté muy poco, y en casa… hablé sobre ti, y la promesa. Mi hermana se burló de mí, diciendo que era una tontería de niños, que sería imposible que nos fuéramos a ver de nuevo. Tuve muchos problemas por el listón y la promesa, ¿sabes? Pero no me arrepiento. Cuando fui elegida en la cosecha me sentía horrible, sentí como si hubiese roto la promesa. Me culpaba constantemente. Al entrar al tren no pude evitar derramar unas cuantas lágrimas, pero luego pensé: si gano esta cosa lo puedo encontrar con más facilidad. Ahí fue cuando me calmé un poco. Sin embargo cuando Finnick me pidió que saliera de mi habitación para ver el resumen de las cosechas, sentí como se me caía el alma a los pies cuando te vi, Finnick lo notó y después me preguntó el por qué, le expliqué y fue muy comprensivo.

Ya no sabía qué hacer o qué pensar, pero toqué su mejilla y paseé mi pulgar por ella. Le conté que yo había pasado por lo mismo, y que mi madre me decía que me resignara, pero yo me negaba, también le conté lo que sentí cuando la vi en la cosecha, y cuando la vi después del recorrido. Cuando terminé de contarle, el almuerzo ya había terminado, y regresamos al Centro de Entrenamiento. Ahora estuvimos juntos pero con el Distrito2, Glimmer, y su compañero de Distrito. Como era de esperarse, una alianza ya se estaba formando.


Y así fue como pasamos los últimos 2 días en los entrenamientos: juntos. Entrenábamos y almorzábamos juntos. No estoy seguro de si estábamos levantando sospechas pero es lo que menos me importa. Azora se está volviendo parte de mí, y sólo la quiero a mi lado.

El día 3 tenemos un entrenamiento privado de 15 minutos con los jueces. No nos pudimos sentar juntos o cerca, pero cuando fue mi turno, volteé a verla y me susurró un: Puedes hacerlo. Y le respondí con una sincera sonrisa.

Al finalizar con el entrenamiento privado nos enviaban directamente a nuestra planta, así que ya no pude ver a Azora. Cuando llegué a mi planta Glimmer me recibió muy peculiarmente…


-         ¿Qué tal te fue, chico enamorado? – Me dijo Glimmer mientras se tiraba sobre mí con una gran sonrisa en su rosto. Esperen… ¿dijo chico enamorado?
-          ¿Chico enamorado?
-          No te hagas el desentendido Marvel, es más que obvio que éstas enamorado de Azora, siempre lo has estado. Ya hasta Cato y Clove lo notaron. Y si, ¿cómo te fue?

No sabía que responder ante mi nuevo “apodo”. Chico enamorado. “Estás enamorado de Azora” pensar en esta posibilidad hizo que una traviesa sonrisa saliera al aire y que mis mejillas tomaran un color rojizo.

-         Aw, ¿lo ves, Marvie? Estoy segurísima de que pensaste en Azora y te pusiste así.
-         ¿Cómo te fue a ti Glimmer? – Pregunté tratando de cambiar el tema.
-         Ah, ya sé que estás haciendo… cambias el tema. No importa. Después lo aceptarás. Y me fue bien, gracias. Por cierto, dice Gloss que cambies de atuendo para cenar y ver la calificación.
-         Muy bien, gracias.

-      Me dirigí a mi habitación, tenía la cabeza en todas partes ya que no dejaba de pensar en eso que me dijo Glimmer. Tal vez… es cierto, y no lo quiero aceptar.

Al terminar de ducharme y cenar nos sentamos todos en el living esperando a las calificaciones finales. Aparece Caesar Flickerman y explica que es la evaluación de los últimos 3 días en los entrenamientos. Después sale mi cara y comienza:

-            Marvel, del Distrito 1 tiene una calificación de 9.

9. No está mal. Ya tengo un patrocinador asegurado.

-   Glimmer, del Distrito 1 tiene una calificación de 9.

Y así continuó, como era de esperarse los profesionales sacamos calificaciones altas. Cato obtuvo un 10, Clove un 9, Azora un 8. Todo iba bien hasta que se llegó a las calificaciones del Distrito 12. Sabía que algo no me iba a gustar. El chico obtuvo 8, y la chica… ¡¿UN 11?! ¿Cómo es posible? Como había dicho al principio. Tener cuidado con el 12.

Mañana es el día de las entrevistas, así que nos mandaron a dormir temprano.

Me quedé ahí sentando por más tiempo hasta que a mitad del camino, mis mentores y Glimmer se giraron a mí y me preguntaron algo que no entendí, después Gloss dijo:

-         Marvel… ¿me escuchas? Amigo, ¿dónde has tenido la cabeza estos días?
-          En los ojos y labios de Azora, Gloss – Respondió Glimmer con una pequeña risa.

Eso si lo escuché, y solo logró que me sonrojara.

-          Basta Glimmer, ¿no ves que Marvel se sonroja con solo mencionar su nombre? – Dijo Cashmere jugando al mismo plan que Glimmer y Gloss.

-          Chicas, deténganse, dejen al pobre respirar. ¿No notan que con solo verla o pensar en ella se le va el aliento y se va a las nubes? – Dijo ahora Gloss en tono de burla.

No me molestaba que hicieran ese tipo de bromas, ya que de cierta forma, son verdad.

Después de esto entré a mi habitación y solo me dejé caer en la cama para ir cerrando los ojos lentamente y caer de sueño.



Ahora todo lo que pienso y veo antes de dormir y después de despertar es Azora.