miércoles, 9 de mayo de 2012

10


    




     -      Auch…  - Susurré. Llevo más de una hora en el Centro de Renovación, y no entiendo cual es el punto en quitarme todo el vello de mi cuerpo. Soy hombre, y hasta donde sé, es normal tenerlos.
     -     Tan guapo y tan testarudo. ¿Seguro que no eres Tauro? – Me dijo una mujer de cabello azul. ¿Qué es eso de Tauro?
     -     Eh, no… no soy Tauro, soy Marvel… - Dije con tono de obviedad, ¿qué le pasa?
     -     Aw, hermoso. Eres tan gracioso, Marvel.

¿Qué rayos? Mejor ya no habló, no entiendo cual fue la gracia, pero bueno. Ya no hablaré. 
Dejé que los estilistas terminaran su trabajo para que mi otra estilista me vistiera acorde para el desfile de este año. 
Cuando ella llegó me dijo su idea y lo que quería lograr. Me gustó la idea, así que dejé que comenzara a hacer su "magia".

Mi estilista se llama Rose, o eso me dijo. Rose comenzó a rociarme todo el cuerpo con pintura plateada, se sentía gracioso cuando lo hacía. Al terminar de rociarla, dejó que se secara, y mientras tanto ella fue a buscar el vestuario que llevaría encima.

Desapareció por unos minutos, y cuando entró venía con el conjunto tapado. Cuando abre donde este venía noto que es una elegante túnica cubierta de piedras preciosas, traídas del Distrito 1. Con mucho cuidado, la ayudo a ponerme la túnica, después me miro en el espejo y, ¿para qué mentir? Me veo y siento espectacular.

    -      Me gusta. Bastante. – Le dije con una sonrisa en mi rostro.
    -      Muchas gracias, pero eso no es todo. Mandé a hacer unas coronas, con zafiros en ellas. Ésta es la tuya.

Me colocó muy cuidadosamente la corona, y es maravillosa. Es una corona de oro puro y tiene zafiros azules incrustados en ella. Me recuerda a mi madre… Como la extraño.

    -      ¿Y bien? ¿te gusta?
    -        Bastante. Muchas gracias.
    -        Bien, salgamos que ya nos están esperando afuera.

En cuanto salí, escuché los suspiros de Violetta y Cashmere. Les había encantado. Me comenzaron a llenar de cumplidos, de lo guapo que me veía y de más. Después salió Glimmer y tenía un conjunto parecido al mío, sólo que su túnica era cubierta por rubíes,  además de que ella con su cabellera rubia y sus ojos azules arrasa.

   -       Oh, Glimmer querida, te ves preciosa. – Dijo Cashmere.
   -       Muchas gracias. – Respondió Glimmer con una gran sonrisa en su deslumbrante rosto.
   -       Vamos muchachos, es hora de bajar.

Violetta nos llevó al nivel superior del Centro de Renovación, que es básicamente, un gigantesco establo. La ceremonia inaugural va a empezar, y nos fueron subiendo a las parejas de tributos a unos carros tirados por grupos de cuatro caballos. Nuestros caballos son blancos como la nieve, y están tan bien entrenados que ni siquiera necesitan un jinete que los guíe.

    -      Te ves preciosa Glimmer. Tu nombre siempre ha quedado contigo, pero ahora mucho más.
    -      Muchas gracias, Marvel. Tú no te quedas atrás, te ves maravilloso. – Me dijo con una sonrisa.

Escuché un “¿todo listo?” por lo lejos, para después dar el timbre que indicaba que ya saldríamos.        En cuanto salimos del Centro de Renovación se escuchó un <<¡Distrito 1!>> para después escuchar los rugidos de las personas del Capitolio gritando nuestros nombres. Les encantó.

Glimmer y yo los saludábamos, y ella en más de una ocasión les lanzaba besos y yo sólo les sonreía. Todo iba bien, hasta que escuchamos <<¡Distrito 12!>> y todos los vítores y alabanzas eran para ellos. ¿Por qué? Giré mi cabeza a la pantalla y ahí estaba la respuesta. Estaban en llamas. Ingenioso.  Glimmer y yo decidimos seguir con lo nuestro e ignorarlos, pero era algo difícil.

Después del recorrido de 30 minutos por el Capitolio, veo como los 12 carros llenan el circuito del Círculo de la Ciudad. Todas las ventanas de los edificios que rodean el círculo están abarrotadas de los ciudadanos más prestigiosos del Capitolio. Nuestros caballos nos llevan justo hasta la mansión del presidente Snow, y allí nos paramos. La música que antes se escuchaba termina con unas notas dramáticas.

El presidente Snow, un hombre un poco alto, y rechoncho con el cabello blanco como el papel, nos da la bienvenida oficial desde el balcón que tenemos encima. Lo tradicional es enfocar las caras de todos los tributos durante el discurso, pero en la pantalla veo más Distrito 12 que nada. Después del discurso y que el himno de Panem sonara, se dio una última vuelta por el círculo antes de desaparecer en el Centro de Entrenamiento. Por fin.

En cuanto se cierran las puertas, nos rodean los equipos de preparación, que nos decían que habíamos estado fantásticos. Agradecimos a cada uno de ellos. Después, miré a mí alrededor como siempre solía a hacerlo cuando la vi… Si, la vi.

Una sonrisa involuntaria de mí parte se hizo notar en ese momento.
Estaba preciosa. Llevaba un vestido largo azul, caía perfectamente, llevaba su cabello recogido en una cola alta y llevaba una especie de corona marina con perlas en ella, tenía poco maquillaje, pero se veía igual de preciosa como cuando la vi por primera vez, con su tez broceada y esos hermosos ojos verdes como el agua.
Bajé mi mirada a su cuello, y vi que este era adornado por un sencillo collar con una perla, pero había algo diferente en el. Observé bien, y era el listón rojo. Algo habían hecho para que este formara parte del collar. No sé qué, pero lo hicieron.

-   Es el listón rojo... - Susurré para mi mismo con entusiasmo.

Azora estaba hablando con el mismísimo Finnick Odair. La leyenda viva y mentor del Distrito 4.
Creo que estuve demasiado tiempo viéndola porque después Gloss me preguntó si quería una cubeta, cosa que me hizo sonrojar. Después Glimmer me dijo que fuera un poco más disimulado. Quería serlo, pero es demasiado el tiempo que ha pasado desde la última vez que la vi, y sólo quiero asegurarme de que esto en realidad no sea más que un largo sueño.

¿Qué me has hecho, Azora? Pregunté para mis adentros. Hubo un momento en el cual nuestras miradas chocaron y sonreí ligeramente. Ella me sostuvo la mirada y me regresó la sonrisa, al parecer Finnick se dio cuenta de eso porque volteó y al momento de verme solo rió un poco. Tal vez él ya sabía sobre el tema. Después Finnick la tomó y todos subieron a su piso.

    -       ¿Qué fue eso? – Me preguntó Violetta.
    -        Una muy larga historia, Violetta… - Solo dije esto, y Glimmer me abrazó, sabe como me encuentro en éste momento.
Cuando ya no había tanta gente nos fuimos a nuestra planta.
    -       Glimmer, Marvel ¿podrían asearse para la cena? – Nos dijo Violetta para después sentarse en el living. Nosotros asentimos y fuimos hacia nuestras habitaciones.


- ¿Qué fue lo qué sentiste, Marvel?
- ¿Perdón?
- Si… ¿qué sentiste al verla?
- Un vuelco en el corazón.
- Lo imagino. Lo noté en tu cara, y en tus ojos, noté un brillo en ellos que hace mucho no veía. Debe ser especial.

Fue lo último que dijo Glimmer con una enorme sonrisa cuando entró a su habitación, hice lo mismo, entré a la mía, pero al momento de cerrar la puerta en un acto no intencional susurré un: es especial.


Me di una rápida ducha y me vestí con un pantalón verde y una camiseta de manga larga color blanco. ¿Es necesario recordarles que amarré la pulsera de Azora a mi muñeca? No lo creo.

Salí de mi habitación, listo para cenar, moría de hambre. Todos ya estaban en sus lugares cenando, así que tomé asiento al lado de Cashmere.

    -     Muchachos, mañana empiezan su entrenamiento. Tienen que estar listos antes de las 10 a.m. ya que a esa hora comienza – Nos dijo Gloss.  – No creo que sea necesario que alguno de nosotros los acompañemos, ya son grandes, ¿o no? – Dijo con una ligera sonrisa.

     Continuamos cenando y comentábamos acerca del Distrito 1, lo que hacíamos y como nos divertíamos en la Academia.

    -    Chicos, díganme, ¿sus padres a que se dedican?
    -     Mis padres tienen una pequeña joyería en el centro del Distrito, es todo. Muchas veces yo los acompañaba a la joyería, me gustaba jugar con todas las joyas que se encontraban ahí. Cuidadosamente, me ponía miles de brazaletes, collares, anillos, aretes, me llenaba de joyas, era divertido. – Les contó Glimmer sonriendo. Recuerdo que para su cumpleaños número 14 recibió un anillo precioso con rubíes, zafiros, y uno que otro diamante. Estaba fascinada.

    -      ¿Y los tuyos Marvel?
    -       Mi padre es doctor, y mi madre solía ser enfermera, pero dejó eso y ahora dedica su tiempo en sembrar flores. Le encanta.
    -       Oh, qué lindo.
    -       No tienen ni la mínima idea, la casa de Marvel siempre huele bien, a flores y su jardín es una hermosura. – Dijo Glimmer con emoción. Es cierto. Es por eso que a ella le gustaba visitarme, se quedaba en mi jardín mucho tiempo viendo las flores, de todos colores, tamaños, formas y especies.
    -        Seguro siempre se veía hermoso… - Dijo Violetta.
    -    Siempre. – Dije con yo con una sonrisa.

Con esto finalizamos la cena, ya que ya se hacía tarde y teníamos que levantarnos temprano por la mañana.
Fui a mi habitación, y como tenía pocas ganas de ponerme pijama me acosté en ropa interior y apagué las luces.

Me estaba quedando dormido cuando algo vino a mi mente…

Campánula violeta.

La flor que coloqué en el pelo de Azora el día que la conocí era una campánula violeta.






















*Mi visión del traje del Distrito 1. Créditos al creador.
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¡Hola, gente preciosa! 
Una disculpa si los he hecho esperar, he estado algo rara últimamente pero bueno, una disculpa. 
Les quiero agradecer a todos por tomarse su preciado tiempo en dedicarse en leer esta fanfic, la cual ya está apunto de llegar a su fin. Triste, lo sé, pero bien, a lo que iba, gracias por sus hermosos comentarios, los cuales adoro leer. Por cierto, ¿quién es de ALEMANIA y RUSIA? Tengo la enorme curiosidad, si pueden dejar un comentario o escribirme un tweet se los agradecería DEMASIADO, jaja. 
Espero que disfruten este capítulo y les queden ganas de más.
En otras noticias, mañana es mi cumpleaños, ¡wohooo! Como sea, muchas muchas gracias, los adoro por leer, y ¡AMEN A MARVEL!

viernes, 4 de mayo de 2012

9






La siguiente persona en despedirse de mi fue Deen. Fue corta, pero no nos teníamos que decir mucho. Le pedí que cuidara a mi familia, me prometió que lo haría. Lo hará.

La siguiente y última en despedirse de mi fue la madre de Glimmer. No lo esperaba, pero lo hizo. Me pidió que cuidara a Glimmer y me deseó mucha suerte, para después darme un pequeño beso en la frente y salir. Que mujer tan adorable.

Estuve un rato solo. Cuando llegó un agente de la paz y me escoltó hasta el auto que nos llevaría a la estación del tren. Glimmer y yo estuvimos todo el camino callados, más sin embargo Violetta se la pasaba hablando de lo hermoso que es el Capitolio. Ahora ya sé por lo que pasó Lana.

Llegamos a la estación y había muchos reporteros del Capitolio, claro, querían tener en la primera plana a los tributos del Distrito 1. ¿Cómo no?

Agradecí a mis adentros cuando el tren llegó, por fin tendríamos algo de tranquilidad para pensar, tal vez será muy poco el tiempo que tendremos, ya que el Capitolio está demasiado cerca del Distrito 1, pero algo es algo.

Entramos al tren y Violetta nos encaminó al comedor del enorme y lujoso tren, y nos pidió que tomáramos asiento. Ahora que lo pienso… ¿dónde están nuestros mentores? En ese momento vi entrar a los guapos hermanos Gloss y Cashmere, vencedores de años consecutivos. Y tomaron asiento justo enfrente de nosotros.

    -          Y bien, Glimmer, Marvel. ¿Cierto? – Nosotros dos asentimos. – Muy bien, mucho gusto, yo soy Gloss, y ella es mi hermana Cashmere, seremos sus mentores durante su experiencia en los Juegos del Hambre.

Y así continuamos hablando por un tiempo más, hasta que nos pidieron que nos aseáramos, ya que en una hora llegaríamos al Capitolio y teníamos que estar relucientes.
Glimmer y yo nos retiramos del comedor y fuimos hacia nuestras habitaciones. Antes de entrar nos abrazamos.

    -          ¿Cómo estás? – Le pregunté.
    -          Estaba bien, hasta que vi que tendría que pelear contra ti. No quiero Marvel, no quiero. Estoy asustada. – Me dijo viéndome a los ojos, podía ver en ellos su miedo.
    -          Tranquila Glimmer, las cosas pasan por algo, y ya no podemos hacer nada, más que cuidarnos el uno al otro, ¿de acuerdo? – Le dije y ella simplemente asintió, no podía hacer otra cosa.
La abracé de nuevo, y besé su mejilla, después la solté, le dediqué una pequeña sonrisa y entré a mi habitación para darme una rápida ducha.

Al entrar al baño noté una gran diferencia y un gran problema. Estas duchas son diferentes a las que usamos en casa. Estas tienen múltiples opciones para cosas innecesarias. Si quieres brillar o no, si quieres oler a rosas o a tulipanes. ¿Qué diferencia hay? Hice mi mejor intento para no picar a algo fuera de lugar y tener una ducha normal.

Al terminar de ducharme y salir, me coloqué la ropa interior y me vestí con un pantalón color negro, una camiseta básica con cuello V blanca y mis zapatos negros. Me coloqué algo de loción, me peiné y amarré la pulsera que me acompaña desde hace 5 años a mi muñeca.

Azora.

Ahora me siento pésimo porque he roto la promesa. Tal vez ya nunca la veré. Puedo ganar estos estúpidos Juegos y buscarla pero eso implicaría matar a Glimmer y no puedo hacer eso. Ya. Tranquilo Marvel. Trata de convencerte en que las cosas se acomodarán por si solas.

Salí de mi habitación, y justo a tiempo porque Violetta ya iba avisarme que habíamos llegado. Me acerqué a una ventana y vi las calles del Capitolio, justo como en la televisión lo anuncian, llenas de color y con la gente paseando en ellas. Glimmer se acercó a la ventana y los saludaba a algunos, y a otros les lanzaba besos, desde donde estaba pude ver que los estaba volviendo locos.

    -          Vamos, Marvel, acércate.

Hice lo que me dijo y me acerqué a la ventana. Comencé a imitar a Glimmer, los saludaba y saludaba a otros, pero nunca les mandé besos. Eso no era lo mío, y en mí es muy poco probable que se vea sexy.

Como el Distrito 1 siempre llega primero al Capitolio por ser el distrito más cerca, tenemos más tiempo para descansar hasta el desfile. Entramos al Centro de Entrenamiento, que sería nuestro “hogar” o mejor dicho prisión durante los siguientes días, hasta que los juegos comiencen. Subimos a nuestra planta y cenamos, y hablamos de algunas estrategias. Para cuando terminamos, Violetta nos pidió que tomáramos asiento en el living, donde veríamos la reseña de las cosechas. 
Entonces aparecen los ya conocidos Caesar F. y Claudius T. Los primeros comentarios son los de siempre, que este año los juegos serán inolvidables para después dar inicio a las cosechas, la primera es la del distrito 1. Veo todo desde otra perspectiva. Me tranquiliza un poco ver que a pesar de sentirme horrible por dentro en ese momento, por fuera me veía muy tranquilo y seguro de mí mismo. Después sale la cosecha del 2, los tributos del 2 se ven en buenas condiciones, sobretodo el hombre, Cato, que se ofreció voluntario sin dudarlo. Lo más seguro es que seremos aliados.
La cosecha del 3 estuvo normal, nada bueno. Sé que ninguno de ahí podría ser mi aliado. Cuando comenzó la del 4, prestaba mucha atención, no sabía la razón, pero lo hacía por impulso. No sé que esperaba ver.
Cuando la mujer encargada del Distrito 4 saca la papeleta y dice el nombre de la mujer tributo;  no sé cuál ni cómo fue mi cara al momento de escuchar el nombre de la chica, pero por lo que sospecho, no fue muy bonita… Ya que mis mentores y Violetta me preguntaron si estaba bien, cuando Glimmer sabía que no lo estaba.

Si. La tributo mujer del Distrito 4 es Azora Rog.

Puede haber miles de Azoras en el Distrito 4, pero sé que es ella, porque cuando vi sus ojos verdes y su caminar tranquilo al escenario, hizo que mi corazón diera un vuelco. No lo podía creer.

    -          Marvel, ¿qué sucede? ¿estás bien? – Me preguntó Cashmere.
    -          Si, si, es sólo que… nada, olvídenlo.
    -          Eso no suena muy convincente. – Me dijo Gloss está vez.
    -          Sí, bueno, no importa, sigamos viendo las cosechas.

No me creyeron del todo, pude notar que Glimmer me envió una mirada preocupada y estoy seguro de que Cashmere preguntará después el por qué de mi nerviosismo.
Seguimos viendo las cosechas, pero por mi parte no podía dejar de pensar en Azora. Sobrevivió, llegó sana y salva al Distrito 4, y ahora es tributo. Es oficial. Nací para ser jodido por la vida.

Después algo llamó mi atención. Distrito 12. Si, la chica que se ofreció voluntaria por su hermana, es algo nuevo para ser de un Distrito no tan importante, es algo que no se puede dejar pasar, ya que, ¿quién se ofrece voluntario para morir? - El chico y la chica. Se ven peligrosos para ser del 12. Tendré cuidado con ellos. Nota mental, no juzgues a un libro por su portada. Ten cuidado con el 12.

En cuanto terminó la reseña, me levanté inmediatamente del sillón y me encerré en mi habitación. Tengo muchas cosas en las que pensar.

Sé que no debo, pero ahora me siento con la responsabilidad de cuidar a 2 personas además de mí.
«Esto es un juego, y sólo uno puede sobrevivir. Eres parte de él. Quieras o no, alguien morirá y no lo podrás evitar.» Ese vago pensamiento merodeaba por mí cabeza como si no hubiese un mañana. No era el mejor momento para pensar en aquello. Sólo provoca un dolor en mí ya lastimado corazón. No, no lo hagas…
No te rompas Marvel. Eres un profesional.




Eran las 2 de la mañana cuando sentí que alguien se sentó en mi cama. Giré un poco mi cabeza, y eran Cashmere y Glimmer.

    -         Marvie, ¿estás bien? – Me preguntó Glimmer. Ella sabe que no lo estoy, pero tiene que preguntarme para asegurarse.
    -          Claro que si, Glimmer, soy un profesional.
    -          No, Marvel. No por ser un profesional quiere decir que no debas de sentir, no significa que no debas tener sentimientos, no significa que debes ocultarlos. Que hayas sido entrenado desde pequeño para asesinar y no ser asesinado no quiere decir que debas estar hecho de piedra. – Me gruñó mi rubia amiga.
    -          Lo siento Glimmer, pero sabes que no lo estoy.
    -          ¿Puedo preguntar por qué? – Ahora la que habló fue Cashmere.
    -          Te explicaré…

Y así fue, le expliqué el por qué a Cashmere. Desde un principio yo sabía que tal vez no le parecería o me regañaría y diría que lo dejará a atrás, que uno de los dos moriría y todo acabaría, pero fue todo lo contrario… hasta ya ideó un plan para hacer una alianza y después del segundo entrenamiento hablaría con los  mentores del Distrito 4, para saber si estaban de acuerdo. También sé que eso implica que Cashmere le cuente a Gloss, pero eso es lo que menos me preocupa. Que Cashmere le cuente a todos los que quiera, mientras yo tenga garantizado que estaré con ella y Glimmer, no me importaba.

Cashmere es demasiado comprensiva para ser verdad. Después de la charla, me abrazó y se retiró, dejándome solo con Glimmer.

   -          ¿Por qué? – Me preguntó Glimmer.
   -          ¿Por qué?... ¿qué?
   -          ¿Por qué estás tan empeñado en protegerla cuando solo la viste y hablaste con ella una vez?
   -           No lo sé. Es la pregunta que me he hecho desde que la conocí.
   -          ¿No estarás enamorado de ella, cierto Marvel?
   -          No lo sé, Glimmer. Créeme que no lo sé. Lo único que sé es que estoy dispuesto a protegerlas a ambas, ¿sabes?  - Me sinceré.
   -         Gracias.  Bueno, Marvie, nos veremos en la mañana, te quiero mucho.

Dijo esto, se levantó pero fue hasta donde yo estaba y me dio un beso en la frente, me abrazó y me susurró un “buenas noches”.

Me quedé pensando en lo que me preguntó Glimmer cuando llegué a una posible conclusión.


¿Será que Azora es la persona que está hecha para mí? Tal vez pronto lo sepa.


lunes, 30 de abril de 2012

8






Y la pesadilla llegó una vez más. Si. Hoy es el día de mi penúltima Cosecha.

¿Estoy listo? Supongo. Nunca se sabe que pasará.

Me levanté de la cómoda cama para dirigirme hacia el baño y darme una ducha. Fue una larga ducha con agua tibia. Me afeité, y lavé mis dientes.

Al salir del baño me vestí con unos pantalones color carmín, una camiseta de vestir color blanco de mangas largas, y unos zapatos negros. Me peiné y puse loción. Esta vez no olvidé el brazalete de mi cumpleaños número 12, y claro, la pulsera de Azora, me da buena suerte.

Bajé a desayunar y ahí ya estaban todos reunidos.

   -          Marvel, hoy te ves muy guapo. – Me dijo mi madre con una sonrisa y pude notar que llevaba puesto su brazalete.
   -          Muchas gracias, mamá.
   -          Vamos, siéntate, he preparado tu desayuno favorito.

Entusiasmado tomé asiento justo al lado de mi hermana, que se veía muy bien con su vestido color azul liso, y su cola alta.

   -          Muy bien, 4 para ti Marvel, y 2 para ti Phoeb. Pero niños, tengan cuidado de no mancharse por favor.
   -          Mamá, por favor, ya no somos unos niños. ¿Podrías por favor al menos tratarnos cómo los adultos jóvenes que somos por hoy? – Dije esto con un pedazo recién cortado de mi desayuno en el tenedor que estaba a unos milímetros de mi boca, y cuando de repente está a punto de caer sobre mi ropa y ensuciarla, veo la mano de mi madre con una servilleta para evitarlo.
   -      Claro, adulto joven que todavía no aprende a comer adecuadamente. – Y pone la servilleta justo en frente de mí para tomar el pedazo y metérmelo a la boca.
   -       Aw, Marvie. Como te quiero.

Terminamos con nuestro desayuno y hablamos animadamente entre los cuatro. Tratamos de disfrutar cada segundo juntos. ¿Quién sabe? Tal vez podría ser la última vez que estamos juntos.


Tras esto, nos dirigimos a la ya conocida plaza donde ponen el escenario frente el Edificio de Justicia.
Me despedí de mis padres y mi hermana con un beso en la mejilla y un abrazo, mi hermana y yo nos deseamos buena suerte y nos acomodamos en nuestros lugares. Ella con las mujeres de 18 años, y yo con los hombres de 17 años.

El proceso fue el mismo. El momento en el cual el reloj da las 2 p.m. el alcalde toma lugar en el podio y empieza a leer. Es la misma historia de todos los años, la cual ya me aprendí de memoria. En ella habla de la creación de Panem, el país que se levantó de las cenizas de un lugar antes llamado Norteamérica. Comienza a enumerar los desastres, sequías, tormentas, incendios, mares que subieron y tragaron gran parte de la tierra, y de brutales guerras, que llevaron a Panem. Con un Capitolio rodeado por trece distritos, que llevó a la paz y la prosperidad a sus ciudadanos. Entonces llegaron los Días Oscuros, la rebelión de los distritos contra el Capitolio. Donde derrotaron a 12 de ellos y aniquilaron al decimotercero. Se creó el Tratado de la Traición, y eso nos dio Los Juegos del Hambre, que ya se sabe de más en qué consisten.

   -          Es el momento de arrepentirse, y también de dar gracias – recita el alcalde.

Después de esto, lee la lista de los habitantes del Distrito 1 que han ganado en anteriores ediciones de Los Juegos del Hambre que han sido muchos. A continuación el alcalde se retira del podio y veo como una mujer con ropa extravagante pero que este año es color amarilla, pelo plateado, llena de piedras preciosas, y muy, muy alegre se apodera del podio. Claro, la famosísima y  ya casi vieja: Violetta Mers.

   -          Distrito 1, mi distrito favorito. ¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre de su parte!  - Dijo con el conocido acento del Capitolio.

Después de esto, hizo lo habitual. Habló de que somos su distrito favorito, que es un honor estar aquí y de lo mucho que le gustan los juegos. Al terminar su parloteo, se acercó a la urna redonda de cristal asignado para las mujeres y sacó una de las tantas papeletas.

   -          Bien, ¡esto es muy emocionante!, la afortunada es… ¡Glimmer Lev!

Esperen. ¿Qué? No puede ser. Glimmer. ¿Mi mejor amiga? ¿Ahora me la arrebatan a ella?    
La veo abrirse paso entre la multitud, ella siempre ha sabido controlarlos, va con su vestido rosa debajo de las rodillas y su pelo agarrado, va subiendo al escenario, se ve demasiado calmada. Claro, debe de estarlo, es una profesional. Vamos Marvel, cálmate, respira.

   -          ¿Hay algún voluntario?...  – Dijo Violetta. - Al parecer no. Ahora bien, vamos con los muchachos – Dijo esto y se acercó a la urna redonda de cristal de los hombres llena de papeletas. – Y el gran afortunado es… ¡Marvel Homs!

Escuché que la gente lanzó un gran suspiro no sé si de terror o de pena. ¿Por qué lo habrán hecho? ¿Qué dijo Violetta?... ¿Marvel Homs? Me suena conocido. Esperen… Oh, mierda. Soy yo. ¿Tengo que pelear contra Glimmer a muerte? No puede ser posible. No puedo… Vamos Marvel tranquilo. Respira. No te rompas. Camina despacio y con seguridad. Eres un profesional, recuérdalo y métetelo a la cabeza. Eres un profesional.

Caminé tranquilo y con la cabeza en alto hasta el escenario. Vi la cara de Glimmer, estaba seria. Demasiado seria. Pero vi en sus ojos que estaba asustada.

   -          ¿Voluntarios? – Nada me podrá sacar de esta.- ¡Parece que tenemos muy buenos tributos este año, Distrito 1! – Dijo Violetta demasiado emocionada. Me repugna. – Ahora, dense la mano tributos.

Le di la mano a Glimmer, y nos vimos a los ojos, seguía asustada. Y no la culpo, ya que la suerte no estuvo de nuestra parte. Tomamos asiento al lado de nuestros mentores y Violetta para escuchar al alcalde leer el largo y aburrido Tratado de la Traición.

Para finalizar, nuestros dos mentores, Violetta, nosotros dos y el alcalde entramos al Edificio de Justicia. Ahora ya sé la respuesta a mi duda de años. ¿Qué se sentiente ser tributo? La respuesta ya la conozco. No me hubiese importado ser tributo en algún otro año, habría matado sin importar quien fuera la persona, pero yo no puedo matar a Glimmer. Nada más vean las sorpresas que nos da la vida.
Ahora nos dejaron en unos cuartos por separado para que nuestros seres queridos se despidan de nosotros. Marvel, eres un profesional, no te rompas.


Las primeras personas que vi entrar, como era de esperarse, era mi familia.

   -          Tienen 5 minutos. – Nos recordó un agente de la paz.
   -         Oh, Marvel… - Dijo mi madre que ya estaba llorando.
   -          No, mamá, por favor no llores, todo estará bien, ya lo verás.
   -          Pero, Marvie… prométeme que regresarás.
   -         Lo prometo mamá. Soy un profesional. Verás que regresaré. Seré tu campeón. Te haré sentir orgullosa.
   -          No, Marvel… Yo ya estoy orgullosa de ti.
   -          Eso me hace sentir mejor, muchas gracias. – Le dije para darle un rápido abrazo.
   -          Cuídate por favor, y cuida a Glimmer. – Me dijo mi hermana que tenía los ojos cristalinos.
   -          Lo haré. Daré lo mejor de mí. Cuida a mamá y a papá. Sé que puedes hacerlo.
   -          Claro.
   -          Escuchen, no importa que vean en la televisión, no dejen que les afecte. Estaré bien. Me cuidaré y daré lo mejor de mí. Las cosas pasan por algo. Los amo y siempre lo haré, no lo olviden.  Son lo mejor. Regresaré.


Los abracé. Después llegó el agente de la paz diciendo que se habían terminado los 5 minutos. Así que salieron. Y cumpliré lo que dije. Regresaré. Sea vivo o muerto, regresaré.

domingo, 29 de abril de 2012

7


  






   -          ¡Marvel! ¿Ya estás listo? – Me preguntó mi hermana desde el pasillo.
   -          Ya voy.
   -          Vamos galán, sé que te quieres ver bien por si ves a alguien en la cena, pero es suficiente. Date prisa, ya hay que irnos, tenemos reservación. Mamá y papá ya están abajo.
   -          Ya voy, ya voy. – Tras decir esto, Phoeb bajó protestando. Me di una pasada con el cepillo para acomodar mi cabello, me puse un poco de loción, y mi corbata.

Iba saliendo de la habitación cuando recordé que olvidaba algo… Claro, la pulsera. Volví por ella y la volví a amarrar a mi muñeca.

   -         Vaya, hasta que te dignas a bajar Marvel. – Me bufó mi hermana.
   -          Ya. Sé que te morías por verme, pero aunque sea finge un poco que después mamá y papá comenzarán a sospechar cosas sucias de ti.
   -          Ja-ja-ja, tonto. – Con esto me dio un leve golpe en el hombro, y mamá y papá comenzaron a reír. 

     Realmente gustan los momentos como estos.

   -          Ya, niños, compórtense, viene un tax por nosotros
.
Subimos al tax y papá le dio el nombre del restaurante al cual nos tenía que llevar. Un tax es un transporte público pero con límite de personas, caben máximo 5. Los Taxs solo están en el Capitolio, Distrito 1, Distrito 2, y Distrito 6.
Bajamos de él y entramos al elegante restaurante. Era glamur por doquier. Cosa que mi madre y Phoeb amaban.


   -          Buenas noches, sean bienvenidos. Su nombre, por favor. – Nos recibió un hombre con ropa colorida.
   -          Jonn Homs. – El hombre revisó tableta electrónica, obviamente fabricada en el Distrito 3.
   -          Claro, síganme por favor. – Tomó 4 menús y nos guió a una tranquila área del exclusivo restaurante. -Aquí tienen sus menús, cuando se sientan preparados para ordenar vendrá alguien a atenderlos, muy buen provecho.
   -          Muy bien, y ¿qué platillo les provoca agua en la boca, muchachos? – Dijo papá.
   -          No lo sé, tal vez el número 5. Cordero suena bien, eh.
   -        Yo quiero el número 3. – Dije yo, que consistía en un delicioso y gordo filete de pescado, con pasta adentro y salsa sobre él.
   -          Yo quiero el 7, cariño.
   -          Muy bien, yo pediré el 5 al igual que Phoeb.

Y así, papá ordenó nuestra cena y bebidas. Nos la queríamos pasar en grande y olvidar por un momento que mañana es el día de la cosecha.

En cierto punto de la velada, papá llamó nuestra atención diciendo que quería hacernos saber algo. Nosotros guardamos silencio.

   -          Madee. Quiero que sepas que eres el amor de mi vida, siempre lo has sido y siempre lo serás. Estamos hechos el uno para el otro, y te quiero agradecer por estos 24 años de matrimonio, y por nuestros hijos, que son maravillosos seres humanos. Es hermoso despertar a tu lado, sabiendo que eres mía y yo soy tuyo, que siempre compartiremos nuestras vidas. Es hermoso saber que tenemos unos hijos tan hermosos. Siempre que veo tus ojos y tu sonrisa, es como la primera vez que te vi, sigo cayendo en ellos. Eres mi compañera, mi mejor amiga, mi pareja, mi esposa. Mi amor. Te amo.

Y es por esto que sé que el amor verdadero existe. Mis padres son el vivo ejemplo de ello. Se aman como si no hubiese un mañana y siempre están agradecidos de tenerse al lado. Es por ellos que sé que hay alguien para mí que me amará y yo amaré así como ellos se aman, incluso puede que más. Dirigí mí mirada a mi madre y tenía los ojos cristalinos, estaba a punto de llorar de felicidad. Ahora veo a mi hermana, que tiene una sonrisa de oreja a oreja y también quiere llorar.

   -          Madee. Sé que regalos como estos no son de mucha importancia, pero quise comprarte esto. – Con eso sacó de su saco una caja aterciopelada color rojo, la abrió y en ella había un hermoso brazalete con pequeños zafiros azules incrustados en él. Era hermoso. Cuando pensamos que era todo, estábamos muy equivocados, ya que papá mostró la otra sorpresa. Al reverso del brazalete estaban nuestros nombres escritos. Ahí fue cuando mamá dejó sus lágrimas salir. – Sé que no es la gran cosa, pero me gustó mucho.
   -          Oh, Jonn. – Dijo mamá, para después pararse de su asiento y darle un beso a papá. - Claro que es la gran cosa. Tu eres la gran cosa. ¿Puedo usarlo ya? – Dijo emocionada mamá.
   -        Claro que si, cariño. – Con esto, papá le colocó el brazalete a mi madre. Ella estaba tan feliz por su regalo. No por las piedras preciosas. No. Si no por el detalle que tuvo mi padre.
   -          Te amo tanto Jonn. Los amo tanto niños.
   -          Y yo a ustedes. Mi familia. Los amo demasiado y haría todo por ustedes. Son mi todo. Los amo.

Con esto todos nos dimos un abrazo y salimos del restaurante.



Yo también quiero un amor genuino.

viernes, 27 de abril de 2012

6







    -          Marvel, la última vez que nos vimos quedamos en que te controlarías y no pelearías por esa pulsera.
    -          Mamá, por favor entiende que esta pulsera es muy importante para mí. Es una promesa.
    -         Hijo, lo entiendo, pero esa pulsera solo te trae problemas… - Me quedé callado, ya no la quería escuchar, después de esto me dará un sermón sobre que Azora tal vez murió. Bajé mi mirada, ya no la quería escuchar.
    -          Ya no...
    -          Marvel… Marvel… veme a los ojos. – Me dijo calmada. No hice caso, así que ella me tomó por la barbilla y levantó mi cara haciendo que nuestros ojos chocaran. – Marvel, tienes que dejarlo ir, eso pasó ya hace muchos años.
    -       Sólo han pasado 5 años. – Le reproché como niño pequeño y aparté mi vista de ella.
    -          Es mucho tiempo, déjala ir, tal vez ella murió en el bosque al regresar al Distrito 4.
    -          No mamá, yo sé que Azora vive todavía, la he visto en mis sueños. No hablo con ella en ellos, pero la veo sentada en la orilla de la playa.
    -          Marvel por favor, para ya. Ya no la verás nunca jamás. Estás en el Distrito 1, ella tal vez en el 4, ¿cómo harías para verla?...
    -          No lo sé, por eso le prometí buscar maneras, al igual que ella a mí. Tal vez si viajo al Distrito 4 alguien la conozca y…
    -          No. No puedes viajar al 4, ¿cómo lo harías? No contamos con todos los recursos para que lo hagas. Además, eras sólo un niño, tu no la has olvidado porque eres una persona con un corazón enorme, pero, ¿y ella? Tal vez ya te olvidó.
    -          No, yo sé que ella me recuerda, ella nunca me olvidaría, le di mi listón rojo. Lo prometimos.
    -         Me rindo. A ti nadie te hace entrar en razón. – Me dijo mi querida madre para después soltar un leve suspiro. – La próxima vez le diré a tu padre que hable contigo, ahora vayamos a almorzar. – Dicho esto, nos levantamos de los sillones de la pequeña sala que tenemos cerca del comedor.



Y si, tal vez si me he metido en muchos problemas por la pulsera de Azora, pero los que me habían molestado se lo habían buscado.
En más de una ocasión me había encontrado en una que otra pelea por esta pulsera, ya todos sabían que era muy importante para mí.  

También en más de una ocasión me habían llamado idiota por rechazar a las chicas que se me insinuaban, pero no era mi culpa que todas ellas no fueran de mi interés.


Solo hubo una que si me interesó un poco.
Su nombre era Lana. Una pelirroja de ojos verdes.
Era una de las amigas de Glimmer.
Si, Glimmer, la niña a la cual yo molestaba arrojándole bolitas de papel a su cabello rubio durante clases, después de la pelea que tuve con Aran estuve en un equipo con ella, para un proyecto de matemáticas, comenzamos a hablar y se convirtió en una amiga, o confidente. Ella y Deen son mis únicos amigos.


Regresando a Lana, la conocí hace dos años, yo solo iba a molestar un poco a mí rubia amiga cuando la vi, sus ojos me atraparon. Glimmer nos presentó y a partir de ahí comenzamos a juntarnos más, era una persona muy interesante y buena. Todo iba bien hasta que el día de la cosecha para los Septuagésimo Segundos Juegos  del Hambre, ella fue elegida.

Tenía la esperanza de que regresara, pero no, en la alianza que hizo con los otros tributos profesionales algo salió mal, lo que provocó ser asesinada por su propia alianza.
No me dolió tanto como pensé que me dolería, lo cual me hizo sentir culpable, pero ya no podía hacer nada.


Al principio Glimmer pensaba que estaba demasiado dolido por la muerte de Lana, y que esa era la razón por la cual rechazaba a todas las chicas que se me insinuaban, pero estaba equivocada, y después lo notó.


Deen y Glimmer en algunas ocasiones se ponen en el mismo plan que mis padres, y me dicen que olvide a Azora. Que lo que habíamos prometido era volver a vernos, no rechazar a cualquier persona que nos podría hacer feliz. Pero no lo comprendían. No era eso.


Ni siquiera yo sabía que era.


Después de estar un rato parado a fuera del comedor, decidí entrar.


    -          Hasta que decides entrar, hombre. – Me gruñó mi padre.
    -          Si… perdón por haber tardado, es solo que me quedé pensando y recordando…
    -          Ah, ¿recordando? – Me dijo mi hermana con un tono burlesco.
    -          Sí, pero son cosas que no son de tu incumbencia.
    -          Si es que te has besado con la rubia buenaza de tu amiga, pues no, no me importa.
    -          Más cuidado con lo que dices, Phoep. Glimmer es mi amiga, y hasta ahí, y para tu información no me    ando besando por ahí con cualquiera, no como tú haces.
    -          Pues…
    -          Ya niños, cálmense. – Dijo mi padre un poco divertido con la conversación. No sé porque siguen con la idea de que Glimmer y yo nos traemos algo. No. Solo somos amigos.
    -          Como sea… - respondí. Ya no quería que volvieran a tocar ese tema.

Después de esa platica, se dio un giro, y comenzamos a hablar sobre la Academia, sobre cómo nos iba y como nos sentíamos ahí.

Era una linda tarde de viernes, para ser honestos.
Si, viernes. Ahora en la Academia el viernes anterior a la cosecha nos dan el resto del día libre, para pasarlo con la familia.
Ahí respondo otra pregunta sin hacer. Mañana es mi penúltima cosecha. Y la última de mi hermana Phoeb.


Después del almuerzo, fui a mi habitación, me tengo que duchar, ya que saldremos a cenar por el aniversario número 24 de mis padres. Siempre he soñado con tener una relación y una familia así como la de ellos, tan hermosa y pura. Siempre dicen que hay alguien destinado para ti.



Sé que hay alguien para mí.

























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Hola, quiero agradecer a las pocas personas que se toman el tiempo de leer mi versión de la posible historia de Marvel. Quiero agradecer sus comentarios, y ahora ya sé que soy una escritora sin futuro, jajaja. Como sea, gracias por tomarse su tiempo y por cierto, muchas gracias Yanan por haberme recomendado en su fic<3. Las arr :{)

- Joynter

miércoles, 25 de abril de 2012

5







-          Damas y caballeros, me llena de orgullo presentarles al vencedor de los Sexagésimo Novenos  Juegos del Hambre: ¡Nate Fael! ¡Tributo del Distrito 6!


Y así fue como Rita y Jadd, profesionales del Distrito 1 perdieron contra el Tributo del Distrito 6. Rita fue asesinada por el tributo hombre del Distrito 9 cuando ella fue en busca de un poco de agua, Jadd asesinó al tributo del 9. Con esto, quedaban solo Jadd y Nate. Jadd aunque quisiera ocultarlo, se notaba que estaba dolido por la muerte de Rita, y si le agregamos que tenía principios de deshidratación, lo hicieron un tributo vulnerable, con estos factores a su favor, Nate fue más inteligente y ágil. Jadd murió por varios golpes en la nuca con un ladrillo. Así Nate fue coronado vencedor.

La arena si fue diferente a las otras. La Arena de este año fue un desierto ardiendo. Muy feo para ser verdad. Con múltiples ataques preparados, como de serpientes que en realidad eran mutos, arenas movedizas, alacranes, pirámides que resultaban ser engañosas, pocas fuentes de agua, horrible.

Cuando vea a la hermana de Jadd le daré el pésame, al igual que a los primos de Rita. Ella era hija única.

Después de que un aerodeslizador recogiese el cuerpo de Jadd, y a Nate, pasarían las mejores partes de los juegos. Tanto como entrevistas a la familia, amigos, conocidos y mentores de Nate, su llegada al Capitolio, el desfile, su entrevista con Caesar Flickerman, tal vez algo de su entrenamiento, su evaluación en el Centro de Entrenamiento, los primeros instantes en la Cornucopia, si luchó o no en el baño de sangre, sus primeras noches, sus luchas, las muertes de algunos tributos, y más. Todo eso hasta que él se recuperara para ser entrevistado en el Capitolio por Caesar Flickerman.

Era una locura. Todo era una locura. Todos querían saber como hizo para sobrevivir ahí.
Ya era todo un escándalo en el Capitolio, y en el Distrito 6.

Sin embargo aquí, estábamos esperando por la llegada de los cuerpos de Rita y Jadd para darles el último adiós. A pesar de que no todos seamos tan cercanos, es común que aquí te despidas de los tributos que murieron en los Juegos. No todos los agentes de la paz están de acuerdo, pero nos dejan en paz.

Pero supongo que por esta ocasión no harán nada por tratarse de Rita, la hija de uno de sus compañeros, y Jadd, hijo de un doctor.




Estaba en la cafetería de la Academia, donde normalmente nos tenemos que reunir parar ver los juegos. Hacía calor, por lo cual la mayoría estaba usando ropa ligera.

Estaba muy tranquilo estudiando para el examen de mañana, cuando veo que Aran se acerca a mí, él constantemente está tratando de meter a todos en problemas, así que ya me imagino que quiere.

-          Hola, Marvie. ¿Qué haces?
-          Estudiando…
-          Eres un ñoño, ¿cierto?
-          No, pero si gustas decirme así, como quieras.
-          Oye, ¿quién es… Azora? – Dijo mientras veía mi muñeca izquierda, que es donde llevo la pulsera de Azora.
-          Alguien.
-          ¿Es tu novia? – Dijo burlesco. – Pero novia imaginaria.
-          Déjame ya.
-          Nunca he escuchado de alguna Azora por aquí, además de que es un nombre demasiado raro para ser del Distrito 1. ¿Acaso es inventada por que nadie te quiere, Marvie?

Decidí ignorarlo, pero a él nadie lo ignora. En un arranque de coraje por haberlo ignorado, me arranca la pulsera.

-          Oh, tengo tu afeminada pulsera, ¿qué harás? – Dijo retándome.
-          Dámela ya, Aran.
-          ¿O si no qué?... Oye, Marvie, ¿qué pasa si… corto esta pulsera? ¿a tu novia imaginaria le molestara?
-          Suficiente. – Dicho esto, me tiré sobre él, sabía que tendría muchos problemas pero, es el símbolo de mi promesa, y no la quiero romper.
-          ¡NIÑOS, ES SUFICIENTE! – Gritó la entrenadora detrás de nosotros. – Vengan conmigo.

Ya imagino que viene como sanción.



-          ¿Me la das ya? – Le dije a Aran. Él ya fastidiado me la dio.
-          ¿Por esa mugre pulsera pelearon? No puede ser posible, ¡una hora corriendo, ya!


Me puse la pulsera lo más rápido posible y con un buen nudo para que esta no cayera, y así comencé mi hora corriendo. Llamarán a mis padres por esto, porque está prohibido pelear entre compañeros, pero esto valía la pena, tal vez… ellos comprenderán.

domingo, 22 de abril de 2012

4





La plaza se va llenando, tanto que mucha gente se tiene que quedar en la calle y observar por las pantallas que han puesto.

Me dedico a ver el escenario provisional que construyeron delante del Edificio de Justicia. Ahí hay 4 sillas, un podio y dos grandes urnas redondas de cristal.

Conforme pasa el tiempo, el alcalde sube al podio y empieza a leer. Es la misma historia de todos los años, o eso me han dicho los mayores. En ella habla de la creación de Panem, el país que se levantó de las cenizas de un lugar antes llamado Norteamérica. Comienza a enumerar los desastres, sequías, tormentas, incendios, mares que subieron y tragaron gran parte de la tierra, y de brutales guerras, que llevaron a Panem. Con un Capitolio rodeado por trece distritos, que llevó a la paz y la prosperidad a sus ciudadanos. Entonces llegaron los Días Oscuros, la rebelión de los distritos contra el Capitolio. Donde derrotaron a 12 de ellos y aniquilaron al decimotercero. Se creó el Tratado de la Traición, y eso nos dio Los Juegos del Hambre, que ya se sabe de más en qué consisten.

-          Es el momento de arrepentirse, y también de dar gracias – recita el alcalde.

Después de esto, lee la lista de los habitantes del Distrito 1 que han ganado en anteriores ediciones de Los Juegos del Hambre que han sido muchos. A continuación el alcalde se retira del podio y veo como una mujer con ropa extravagante color rosa, pelo dorado, llena de diamantes, y muy, muy alegre se apodera del podio. Claro, la famosísima Violetta Mers.

-          Distrito 1, mi distrito favorito. ¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre de su parte!  - Dijo con el conocido acento del Capitolio.

Después de esto, hizo lo habitual. Habló de que somos su distrito favorito, que es un honor estar aquí y de lo mucho que le gustan los juegos. Al terminar su parloteo, se acercó a la urna redonda de cristal asignado para las mujeres y sacó una de las tantas papeletas.
-          Bien, ¡esto es muy emocionante!, la afortunada es… ¡Rita Gales!

Rita. Es una chica de 15 años un poco bajita, cabello rubio y ojos azules, hija de un agente de la paz, la he visto una que otra vez en los entrenamientos de mayores. Es muy buena con los cuchillos.

-          ¿Hay algún voluntario?... Al parecer no. Ahora bien, vamos con los muchachos – Dijo esto y se acercó a la urna redonda de cristal de los hombres. – Y el gran afortunado es… ¡Jadd Syn!

Jadd. Chico de 17 años. Es el hermano mayor de una de mis compañeras de clase, es todo un profesional. Es pelirrojo de ojos azules, musculoso y muy alto.

-          ¿Voluntarios? – Nada… - ¡Parece que tenemos muy buenos tributos este año, Distrito 1! – Dijo Violetta muy emocionada. Me repugna. – Ahora, dense la mano tributos.


Se dieron la mano para después sentarse y escuchar al alcalde leer el largo y aburrido Tratado de la Traición. Para finalizar, los dos tributos, dos mentores, Violetta y el alcalde entraron al Edificio de Justicia y nos dejaron irnos a los demás. Ahora Jadd y Rita tendrán que despedirse de sus seres más queridos para después tomar un tren al Capitolio. Serán los primeros en llegar. Los demás nos fuimos, busqué a mi padre con la vista y lo encontré, me despedí de Deen y le dije que nos veríamos el lunes, el hizo lo mismo y corrí hacia mi padre. Después de la cosecha nos dan el fin de semana libre.

Llegamos a casa y cenamos. Les quería contar sobre Azora pero creo que es muy pronto.
Al terminar la cena ayudé a mamá con los platos sucios y a lavarlos, teníamos que hacerlo rápido, ya que teníamos que ver la reseña de las cosechas. Es obligatorio verlo.

Regresamos al comedor y mamá encendió la pequeña televisión que tenemos. Ahí estaban, los legendarios Caesar Flickerman y Claudius Templesmith comentando sobre los juegos de este año, que serían muy interesantes.
Vimos las cosechas de una en una. Todas fueron tranquilas y no hubo nada fuera de lo normal. En unos días comenzarían los juegos, y muchos rumores dicen que será una arena diferente a las demás, ya veremos.
Mientras tanto, yo ya estaba cansado, así que decidí irme a la cama. Ya no quería saber nada más de los Juegos del Hambre por el momento.

Estaba a punto de quedarme dormido cuando su cara vino a mi mente. Si, Azora. ¿Cómo estará? ¿Seguirá aquí? ¿Ya tomó su camino de regreso al Distrito 4? No lo sé. Espero que sí.

Sin embargo, hay algo respecto a Azora que si sé.
Le hice una promesa, y la cumpliré sin importar lo que tenga que hacer.                                           
Son promesas de niños, pero eso no le quita importancia.                                                   




Promesas son promesas, y estas se tienen que cumplir.

martes, 17 de abril de 2012

3





12.

Ya tengo 12 años. Eso significa que mi primera cosecha se acerca.
¿Qué sí estoy nervioso? Sí, como cualquier niño de 12 años estaría.

Celebré mi cumpleaños en casa, justamente cayó en domingo, gracias al cielo. Salí de la Academia por la mañana, y como mi familia vive hasta la otra punta del Distrito 1, me tomó algo de tiempo llegar. Llegué a medio día, comí con mi familia, hablamos un rato, me preguntaron por la Academia, como iba, si me sentía cómodo, y sobre la cosecha. Después un rato, decidimos salir a la Plaza y me compraron un caramelo, estaba demasiado feliz.

Al caer la noche, antes de que el autobús de la Academia pasara por mí a casa de mis padres, ellos me obsequiaron un brazalete de oro con Marvel escrito en él, y con dos diminutos diamantes a los lados de mi nombre. Era maravilloso.

Llegó la hora de regresa a la Academia. Un pequeño y simple autobús traído del Capitolio pasó por mí a casa, me despedí de mis padres y mis hermanos. Al momento de hacerlo, les repito lo de siempre: Los quiero.  Y así, subí al autobús.
En el autobús algunos de los niños que habían salido a visitar a sus padres me desearon un feliz un cumpleaños y les agradecí. Al llegar, fui directamente a mi dormitorio, solo quería dormir, mañana seguro sería un día largo.



-          Marvel… Marvel… ¡MARVEL!
-          ¿Sí? …
-          Te has quedado dormido – Me reprochó Deen.
-          ¿Y el problema es?… Es sábado, por Dios Deen.
-          Sí, pero Marvel, hoy es nuestra primera cosecha.
¡LA COSECHA! Tengo que prepararme. Me levanté como rayo, y me metí al baño para ducharme lo más rápido posible, al salir Deen ya había hecho mi cama y había sacado un conjunto para mí.
-          Muchas gracias Deen, te la debo.
-          Ayúdame en el examen de matemáticas y ya me habrás pagado.
-          Si no nos escogen en la cosecha, bien, será un placer ayudarte.

Fuimos al comedor a tomar un rápido desayuno, solo para no llegar con el estómago vacío. Tenía demasiada hambre, más no quería comer por las nauseas que sentía al pensar en la cosecha. Tras uno que otro regaño por parte de Deen, terminé comiendo un pan dulce con leche.

Todavía faltaban 3 horas para la cosecha, pero ya teníamos que estar preparados para ella no sé por qué razón. Tenía muchas ganas de ver a mi familia. Tenía ganas de correr. Salí de la cafetería, comencé a caminar, aun que no tuviese rumbo alguno, de repente noto que he salido de la Academia, comienzo a correr. Continúo corriendo y no sé como haré para regresar, fui bajando mi velocidad cuando noté que ya había entrado al bosque. Genial.  ¿Y ahora para regresar?

Iba a darme la vuelta para buscar un camino de regreso, cuando escuché un sollozo. Me quedé helado. Decidí ir acercándome al leve sonido muy lentamente. Cuando pensé que nunca encontraría al dueño de él, la vi.

Era una niña. Con una tez un poco bronceada, y cabello castaño oscuro. Llevaba un vestido con flores. Estaba sentada, recargada a un troco, tenía sus manos rodeando sus piernas, y ocultaba su cara en ellas. Seguía sollozando. No sabía qué hacer, podría ser peligroso, pero… estaba llorando, y quería que dejara de llorar. Me acerqué un poco y un susurré un: Hey…

Al escuchar mi voz, se asustó, pero cuando me vio por alguna razón se tranquilizó. Tiene unos ojos muy bonitos color verde.


-          ¿Por qué lloras? – Le pregunté, aun manteniendo algo de distancia.
-          Estoy perdida… - Me respondió todavía un poco asustada.
-          No pareces de por aquí.
-          ¿Qué distrito es este?
-          Distrito 1. – Al decirle esto, su cara se puso pálida y comenzó a llorar.
-          No, ¡dime que es una broma!, ¿cómo haré ahora? – Comenzó a decir entre jadeos.
-          ¿A qué distrito perteneces?
-          Distrito 4.
-          ¿Cómo hiciste para llegar aquí? – Pregunté asombrado y me senté a su lado.
-          No lo sé, me alejé demasiado de casa. – Ahora su llanto iba aumentando, me sentía mal por ella.
-          No, ya no llores por favor. – Tomé su mano, y vi una pequeña flor color violeta, la arranqué y la coloqué detrás de su oreja, en su cabello, ella se sorprendió pero no me dijo nada. Sin embargo, se calmó. - No te puedes quedar aquí.
-          Lo sé, pero… tengo miedo y no quiero regresar.
En un impulso, la abracé. Pobrecilla.
-          ¿Por qué no quieres regresar?
-          Problemas en el 4. Agentes de la paz. Huí.
¿Cómo es que alguien tan pequeña huyó y sobrevivió en lo salvaje?

Volteé a verla y le sonreí y de la misma manera, ella me sonrió.
-          Soy Marvel.
-          Azora.
-          No sé cual sea el problema en el 4, pero te aseguro que todo se arreglará. – Con esto metí mi mano a mi bolsillo y sentí algo dentro de él. Era el listón rojo.
-          Eso espero… ¿Marvel?
-          ¿Sí?
-          Gracias.
-          ¿Por qué?
-          Me sentía sola aquí, básicamente lo estaba.
-          No te preocupes. – Le dije para después dedicarle otra sonrisa.
-          ¿Y qué edad tienes?
-          12 años, ¿y tú?
-          11 años.

Y seguí hablando un poco más con Azora, es una buena persona, y ya le estoy agarrando cariño a pesar de que sea muy pronto.

-          Ya es tarde…
-          Solo ha pasado como una hora – Me dijo ella.
-          Sí, pero hoy es el día de la cosecha y huí, tengo que regresar.
-          Oh, está bien… gracias por hacerme compañía – Mientras me iba levantando ella me dedicó una linda sonrisa.
-          Por nada. Espero volver a verte. Tal vez en un futuro, si no somos elegidos como tributos.
-          Si… ¿te molesta si te abrazo? – Me preguntó algo tímida.
-          Claro que no, adelante.
Se levantó y me dio un abrazo. Un muy cálido abrazo. Lo necesitaba.
-          Te extrañaré Marvel, a pesar de que habláramos muy poco, me siento bien contigo.
-          Yo también te extrañaré Azora. Puede que sea tonto, pero olvida lo que dije hace rato, te prometo que nos volveremos a ver, y para sellar esa promesa te doy este listón rojo, es algo simple, pero siempre me ha acompañado, era de mi abuela, lo usaba para amarrar su cabello. – Tras decir esto, amarré el listo rojo a su muñeca, algo suelto para que no se lastimara, pero al mismo tiempo, con un buen nudo como los que aprendí a hacer para que no se cayera.
-          Qué amable de tu parte. De mí, te daré mi pulsera, es hecha por mí, y tiene mi nombre, pero es muy importante para mí, por lo tanto quiero que la tengas. – Y así, como yo hice antes, ella sujetó su pulsera a mi muñeca. – Ahora ambos prometemos que haremos lo posible para volver a vernos, ¿cierto?
-          Cierto.
-          Bien, como dije antes, gracias Marvel. Que la suerte esté siempre de tu parte.
-          Gracias. ¡Nos veremos pronto! – Besé su mejilla y me fui.


No quería dejarla ahí, pero tenía que hacerlo. Yo tenía que ir a la cosecha y ella tiene que regresar al Distrito 4.

¿Qué habrá sucedido en el 4 como para que una niña de 11 años huya? No lo sé, pero espero saberlo pronto.

Me comencé a sentir aliviado cuando reconocí el camino de regreso. Cuando vi a muchas personas supe que la cosecha estaba a punto de comenzar. Corrí hacia la Plaza y ya todos los niños estaban haciendo fila, así que fui con los niños de mi edad y me formé. Vi a Deen y me acerqué a él. Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido, y mis manos comenzaban a sudar. Quería llorar, pero no lo haría.




Recordé a Azora. Me deseó buena suerte.

Espero que la suerte esté de mi parte.




















* Éste es el mapa en el que me basé para el orden de los Distritos.