martes, 17 de abril de 2012

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12.

Ya tengo 12 años. Eso significa que mi primera cosecha se acerca.
¿Qué sí estoy nervioso? Sí, como cualquier niño de 12 años estaría.

Celebré mi cumpleaños en casa, justamente cayó en domingo, gracias al cielo. Salí de la Academia por la mañana, y como mi familia vive hasta la otra punta del Distrito 1, me tomó algo de tiempo llegar. Llegué a medio día, comí con mi familia, hablamos un rato, me preguntaron por la Academia, como iba, si me sentía cómodo, y sobre la cosecha. Después un rato, decidimos salir a la Plaza y me compraron un caramelo, estaba demasiado feliz.

Al caer la noche, antes de que el autobús de la Academia pasara por mí a casa de mis padres, ellos me obsequiaron un brazalete de oro con Marvel escrito en él, y con dos diminutos diamantes a los lados de mi nombre. Era maravilloso.

Llegó la hora de regresa a la Academia. Un pequeño y simple autobús traído del Capitolio pasó por mí a casa, me despedí de mis padres y mis hermanos. Al momento de hacerlo, les repito lo de siempre: Los quiero.  Y así, subí al autobús.
En el autobús algunos de los niños que habían salido a visitar a sus padres me desearon un feliz un cumpleaños y les agradecí. Al llegar, fui directamente a mi dormitorio, solo quería dormir, mañana seguro sería un día largo.



-          Marvel… Marvel… ¡MARVEL!
-          ¿Sí? …
-          Te has quedado dormido – Me reprochó Deen.
-          ¿Y el problema es?… Es sábado, por Dios Deen.
-          Sí, pero Marvel, hoy es nuestra primera cosecha.
¡LA COSECHA! Tengo que prepararme. Me levanté como rayo, y me metí al baño para ducharme lo más rápido posible, al salir Deen ya había hecho mi cama y había sacado un conjunto para mí.
-          Muchas gracias Deen, te la debo.
-          Ayúdame en el examen de matemáticas y ya me habrás pagado.
-          Si no nos escogen en la cosecha, bien, será un placer ayudarte.

Fuimos al comedor a tomar un rápido desayuno, solo para no llegar con el estómago vacío. Tenía demasiada hambre, más no quería comer por las nauseas que sentía al pensar en la cosecha. Tras uno que otro regaño por parte de Deen, terminé comiendo un pan dulce con leche.

Todavía faltaban 3 horas para la cosecha, pero ya teníamos que estar preparados para ella no sé por qué razón. Tenía muchas ganas de ver a mi familia. Tenía ganas de correr. Salí de la cafetería, comencé a caminar, aun que no tuviese rumbo alguno, de repente noto que he salido de la Academia, comienzo a correr. Continúo corriendo y no sé como haré para regresar, fui bajando mi velocidad cuando noté que ya había entrado al bosque. Genial.  ¿Y ahora para regresar?

Iba a darme la vuelta para buscar un camino de regreso, cuando escuché un sollozo. Me quedé helado. Decidí ir acercándome al leve sonido muy lentamente. Cuando pensé que nunca encontraría al dueño de él, la vi.

Era una niña. Con una tez un poco bronceada, y cabello castaño oscuro. Llevaba un vestido con flores. Estaba sentada, recargada a un troco, tenía sus manos rodeando sus piernas, y ocultaba su cara en ellas. Seguía sollozando. No sabía qué hacer, podría ser peligroso, pero… estaba llorando, y quería que dejara de llorar. Me acerqué un poco y un susurré un: Hey…

Al escuchar mi voz, se asustó, pero cuando me vio por alguna razón se tranquilizó. Tiene unos ojos muy bonitos color verde.


-          ¿Por qué lloras? – Le pregunté, aun manteniendo algo de distancia.
-          Estoy perdida… - Me respondió todavía un poco asustada.
-          No pareces de por aquí.
-          ¿Qué distrito es este?
-          Distrito 1. – Al decirle esto, su cara se puso pálida y comenzó a llorar.
-          No, ¡dime que es una broma!, ¿cómo haré ahora? – Comenzó a decir entre jadeos.
-          ¿A qué distrito perteneces?
-          Distrito 4.
-          ¿Cómo hiciste para llegar aquí? – Pregunté asombrado y me senté a su lado.
-          No lo sé, me alejé demasiado de casa. – Ahora su llanto iba aumentando, me sentía mal por ella.
-          No, ya no llores por favor. – Tomé su mano, y vi una pequeña flor color violeta, la arranqué y la coloqué detrás de su oreja, en su cabello, ella se sorprendió pero no me dijo nada. Sin embargo, se calmó. - No te puedes quedar aquí.
-          Lo sé, pero… tengo miedo y no quiero regresar.
En un impulso, la abracé. Pobrecilla.
-          ¿Por qué no quieres regresar?
-          Problemas en el 4. Agentes de la paz. Huí.
¿Cómo es que alguien tan pequeña huyó y sobrevivió en lo salvaje?

Volteé a verla y le sonreí y de la misma manera, ella me sonrió.
-          Soy Marvel.
-          Azora.
-          No sé cual sea el problema en el 4, pero te aseguro que todo se arreglará. – Con esto metí mi mano a mi bolsillo y sentí algo dentro de él. Era el listón rojo.
-          Eso espero… ¿Marvel?
-          ¿Sí?
-          Gracias.
-          ¿Por qué?
-          Me sentía sola aquí, básicamente lo estaba.
-          No te preocupes. – Le dije para después dedicarle otra sonrisa.
-          ¿Y qué edad tienes?
-          12 años, ¿y tú?
-          11 años.

Y seguí hablando un poco más con Azora, es una buena persona, y ya le estoy agarrando cariño a pesar de que sea muy pronto.

-          Ya es tarde…
-          Solo ha pasado como una hora – Me dijo ella.
-          Sí, pero hoy es el día de la cosecha y huí, tengo que regresar.
-          Oh, está bien… gracias por hacerme compañía – Mientras me iba levantando ella me dedicó una linda sonrisa.
-          Por nada. Espero volver a verte. Tal vez en un futuro, si no somos elegidos como tributos.
-          Si… ¿te molesta si te abrazo? – Me preguntó algo tímida.
-          Claro que no, adelante.
Se levantó y me dio un abrazo. Un muy cálido abrazo. Lo necesitaba.
-          Te extrañaré Marvel, a pesar de que habláramos muy poco, me siento bien contigo.
-          Yo también te extrañaré Azora. Puede que sea tonto, pero olvida lo que dije hace rato, te prometo que nos volveremos a ver, y para sellar esa promesa te doy este listón rojo, es algo simple, pero siempre me ha acompañado, era de mi abuela, lo usaba para amarrar su cabello. – Tras decir esto, amarré el listo rojo a su muñeca, algo suelto para que no se lastimara, pero al mismo tiempo, con un buen nudo como los que aprendí a hacer para que no se cayera.
-          Qué amable de tu parte. De mí, te daré mi pulsera, es hecha por mí, y tiene mi nombre, pero es muy importante para mí, por lo tanto quiero que la tengas. – Y así, como yo hice antes, ella sujetó su pulsera a mi muñeca. – Ahora ambos prometemos que haremos lo posible para volver a vernos, ¿cierto?
-          Cierto.
-          Bien, como dije antes, gracias Marvel. Que la suerte esté siempre de tu parte.
-          Gracias. ¡Nos veremos pronto! – Besé su mejilla y me fui.


No quería dejarla ahí, pero tenía que hacerlo. Yo tenía que ir a la cosecha y ella tiene que regresar al Distrito 4.

¿Qué habrá sucedido en el 4 como para que una niña de 11 años huya? No lo sé, pero espero saberlo pronto.

Me comencé a sentir aliviado cuando reconocí el camino de regreso. Cuando vi a muchas personas supe que la cosecha estaba a punto de comenzar. Corrí hacia la Plaza y ya todos los niños estaban haciendo fila, así que fui con los niños de mi edad y me formé. Vi a Deen y me acerqué a él. Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido, y mis manos comenzaban a sudar. Quería llorar, pero no lo haría.




Recordé a Azora. Me deseó buena suerte.

Espero que la suerte esté de mi parte.




















* Éste es el mapa en el que me basé para el orden de los Distritos. 

5 comentarios:

  1. Te amo María José, escribes hermoso.

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  2. jakshdjkashjkdaskjda que bonitoooooooooooo :3
    Ya no wa criticar a Marvel por haber matado a Rue e___e
    Ah... se me olvidaba decir que soy tu fans, te amo y tengo posters de ti pegados por todo mi cuarto♥
    I, I love you like a love song baby♪♥

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