- No me dejes aquí sola, por favor.
Me pidió en un hilo de voz. La miré a los ojos, de los
cuales ya estaban escapando las lágrimas que estaba reteniendo.
-
Quédate conmigo, ¿por favor?
Me volvió a pedir, viéndome a los ojos. No quería que se
fuera.
-
Siempre. Siempre estaré contigo. Te lo prometo.
Tomé su mano y la besé. Vi como sus ojos se iban cerrando
lentamente, ella trataba de evitarlo, pero sabía que era el final.
-
Te amo.
La escuché decir con lo poco que tenía de voz.
-
Te amo. Nos veremos pronto, lo prometo.
Promesas son promesas. Y estas se cumplen.
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