martes, 7 de enero de 2014

15





Sesenta segundos.


Es el tiempo que tenemos que estar de pie en nuestros círculos metálicos antes de que el sonido de un gong nos libere. Si das un paso al frente antes de que acabe el minuto, las minas te vuelan las piernas.


Abro los ojos.


Sesenta segundos:

Es el tiempo para observar el anillo de tributos. Visualizo a lo lejos a Glimmer y a un tributo de distancia a Azora.

Ahora veo la Cornucopia con todo lo que hay a su alrededor; lanzas, flechas, cuchillos, mochilas, tiendas de campaña, cerca veo un lago.

Analizo detenidamente todo lo que está a mí alrededor, comienzo a sacar cuentas y ver mis posibilidades.
Por el momento mi único objetivo es correr directamente a la Cornucopia y adentrarme al baño de sangre.

Treinta segundos.

Fijo mi vista hacia Glimmer, ella lo nota y me mira también.

-          Estaré bien.- Puedo leer en sus labios.


Después fijo mi vista en Azora, que se ve completamente tranquila. Me mira y me sonríe.

Quince segundos.

La cuenta regresiva comienza.

“Tú puedes Marvel, tu puedes hacerlo.” Me repito una y otra vez.

Y suena el gong.

Corro como solía correr en los entrenamientos de la Academia, llego a la Cornucopia y antes de si quiera haberme dado cuenta de la situación ya me había convertido en un asesino.

Comencé a asesinar a cada persona que se interpusiera en mi camino, teniendo en mente a solo dos personas por las cuales debía luchar: Glimmer y Azora.

Debía permanecer vivo por ellas.

Cañonazo tras cañonazo.

Ese sonido comenzó a sentirse familiar para mis oídos.

Pasaron horas para que el baño de sangre finalizara, sin embargo, se sintieron como tan solo unos cuantos minutos.

Cuando finalizó miré a mí alrededor: Cadáveres completamente destrozados.
Eran adolescentes como yo, otros eran simplemente niños, también luchando por sus vidas.

De pronto me sentí como la peor persona del mundo por participar en tan sádico evento, son personas inocentes, ¿por qué asesinarlas?

Esto apenas había comenzado y sentía que ya no podía.

Estaba a punto de volverme loco en medio de todos mis pensamientos cuando mi cordura regresó. Azora y Glimmer.

¿Dónde estaban? Necesitaba encontrarlas.


Comencé a buscarlas desesperadamente con la mirada y estaba comenzando a temer lo peor cuando tocaron mi hombro: Era Glimmer.

-          Te dije que estaría bien. ¿Tu cómo estás?.- La miro detenidamente y a pesar de estar en estas condiciones me regala una perfecta sonrisa.

-          Estoy bien, solo algo sorprendido todavía.



Nos alejamos de ahí lentamente, cuando vimos a unos pocos metros a Cato y Clove hablando, no lo podía ver bien porque nos daba la espalda, si de algo estoy seguro, es que definitivamente ese no es Breck.

No hay comentarios:

Publicar un comentario