Y la pesadilla llegó una vez más. Si. Hoy es el día de mi
penúltima Cosecha.
¿Estoy listo? Supongo. Nunca se sabe que pasará.
Me levanté de la cómoda cama para dirigirme hacia el baño y
darme una ducha. Fue una larga ducha con agua tibia. Me afeité, y lavé mis
dientes.
Al salir del baño me vestí con unos pantalones color carmín,
una camiseta de vestir color blanco de mangas largas, y unos zapatos negros. Me
peiné y puse loción. Esta vez no olvidé el brazalete de mi cumpleaños número
12, y claro, la pulsera de Azora, me da buena suerte.
Bajé a desayunar y ahí ya estaban todos reunidos.
-
Marvel, hoy te ves muy guapo. – Me dijo mi madre
con una sonrisa y pude notar que llevaba puesto su brazalete.
-
Muchas gracias, mamá.
-
Vamos, siéntate, he preparado tu desayuno
favorito.
Entusiasmado tomé asiento justo
al lado de mi hermana, que se veía muy bien con su vestido color azul liso, y
su cola alta.
-
Muy bien, 4 para ti Marvel, y 2 para ti Phoeb.
Pero niños, tengan cuidado de no mancharse por favor.
-
Mamá, por favor, ya no somos unos niños.
¿Podrías por favor al menos tratarnos cómo los adultos jóvenes que somos por
hoy? – Dije esto con un pedazo recién cortado de mi desayuno en el tenedor que
estaba a unos milímetros de mi boca, y cuando de repente está a punto de caer
sobre mi ropa y ensuciarla, veo la mano de mi madre con una servilleta para
evitarlo.
- Claro, adulto joven que todavía no aprende a
comer adecuadamente. – Y pone la servilleta justo en frente de mí para tomar el
pedazo y metérmelo a la boca.
- Aw, Marvie. Como te quiero.
Terminamos con nuestro desayuno y
hablamos animadamente entre los cuatro. Tratamos de disfrutar cada segundo
juntos. ¿Quién sabe? Tal vez podría ser la última vez que estamos juntos.
Tras esto, nos dirigimos a la ya
conocida plaza donde ponen el escenario frente el Edificio de Justicia.
Me despedí de mis padres y mi
hermana con un beso en la mejilla y un abrazo, mi hermana y yo nos deseamos
buena suerte y nos acomodamos en nuestros lugares. Ella con las mujeres de 18
años, y yo con los hombres de 17 años.
El proceso fue el mismo. El
momento en el cual el reloj da las 2 p.m. el alcalde toma lugar en el podio y
empieza a leer. Es la misma historia de todos los años, la cual ya me aprendí
de memoria. En ella habla de la creación de Panem, el país que se levantó de
las cenizas de un lugar antes llamado Norteamérica. Comienza a enumerar los
desastres, sequías, tormentas, incendios, mares que subieron y tragaron gran
parte de la tierra, y de brutales guerras, que llevaron a Panem. Con un
Capitolio rodeado por trece distritos, que llevó a la paz y la prosperidad a
sus ciudadanos. Entonces llegaron los Días Oscuros, la rebelión de los
distritos contra el Capitolio. Donde derrotaron a 12 de ellos y aniquilaron al
decimotercero. Se creó el Tratado de la Traición, y eso nos dio Los Juegos del
Hambre, que ya se sabe de más en qué consisten.
-
Es el momento de arrepentirse, y también de dar
gracias – recita el alcalde.
Después de esto, lee la lista de
los habitantes del Distrito 1 que han ganado en anteriores ediciones de Los
Juegos del Hambre que han sido muchos. A continuación el alcalde se retira del
podio y veo como una mujer con ropa extravagante pero que este año es color
amarilla, pelo plateado, llena de piedras preciosas, y muy, muy alegre se
apodera del podio. Claro, la famosísima y ya casi vieja: Violetta Mers.
-
Distrito 1, mi distrito favorito. ¡Felices
Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre de su parte! - Dijo con el conocido acento del Capitolio.
Después de esto, hizo lo
habitual. Habló de que somos su distrito favorito, que es un honor estar aquí y
de lo mucho que le gustan los juegos. Al terminar su parloteo, se acercó a la
urna redonda de cristal asignado para las mujeres y sacó una de las tantas
papeletas.
-
Bien, ¡esto es muy emocionante!, la afortunada
es… ¡Glimmer Lev!
Esperen. ¿Qué? No puede ser.
Glimmer. ¿Mi mejor amiga? ¿Ahora me la arrebatan a ella?
La veo abrirse paso entre la
multitud, ella siempre ha sabido controlarlos, va con su vestido rosa debajo de
las rodillas y su pelo agarrado, va subiendo al escenario, se ve demasiado
calmada. Claro, debe de estarlo, es una profesional. Vamos Marvel, cálmate,
respira.
-
¿Hay algún voluntario?... – Dijo Violetta. - Al parecer no. Ahora bien,
vamos con los muchachos – Dijo esto y se acercó a la urna redonda de cristal de
los hombres llena de papeletas. – Y el gran afortunado es… ¡Marvel Homs!
Escuché que la gente lanzó un
gran suspiro no sé si de terror o de pena. ¿Por qué lo habrán hecho? ¿Qué dijo
Violetta?... ¿Marvel Homs? Me suena conocido. Esperen… Oh, mierda. Soy yo. ¿Tengo que pelear contra Glimmer
a muerte? No puede ser posible. No puedo… Vamos Marvel tranquilo. Respira. No
te rompas. Camina despacio y con seguridad. Eres un profesional, recuérdalo y
métetelo a la cabeza. Eres un profesional.
Caminé tranquilo y con la cabeza
en alto hasta el escenario. Vi la cara de Glimmer, estaba seria. Demasiado
seria. Pero vi en sus ojos que estaba asustada.
-
¿Voluntarios? – Nada me podrá sacar de esta.-
¡Parece que tenemos muy buenos tributos este año, Distrito 1! – Dijo Violetta demasiado
emocionada. Me repugna. – Ahora, dense la mano tributos.
Le di la mano a Glimmer, y nos
vimos a los ojos, seguía asustada. Y no la culpo, ya que la suerte no estuvo de
nuestra parte. Tomamos asiento al lado de nuestros mentores y Violetta para
escuchar al alcalde leer el largo y aburrido Tratado de la Traición.
Para finalizar, nuestros dos
mentores, Violetta, nosotros dos y el alcalde entramos al Edificio de Justicia.
Ahora ya sé la respuesta a mi duda de años. ¿Qué se sentiente ser tributo? La
respuesta ya la conozco. No me hubiese importado ser tributo en algún otro año,
habría matado sin importar quien fuera la persona, pero yo no puedo matar a
Glimmer. Nada más vean las sorpresas que nos da la vida.
Ahora nos dejaron en unos cuartos
por separado para que nuestros seres queridos se despidan de nosotros. Marvel,
eres un profesional, no te rompas.
Las primeras personas que vi
entrar, como era de esperarse, era mi familia.
-
Tienen 5 minutos. – Nos recordó un agente de la
paz.
- Oh, Marvel… - Dijo mi madre que ya estaba
llorando.
-
No, mamá, por favor no llores, todo estará bien,
ya lo verás.
-
Pero, Marvie… prométeme que regresarás.
- Lo prometo mamá. Soy un profesional. Verás que
regresaré. Seré tu campeón. Te haré sentir orgullosa.
-
No, Marvel… Yo ya estoy orgullosa de ti.
-
Eso me hace sentir mejor, muchas gracias. – Le dije
para darle un rápido abrazo.
-
Cuídate por favor, y cuida a Glimmer. – Me dijo
mi hermana que tenía los ojos cristalinos.
-
Lo haré. Daré lo mejor de mí. Cuida a mamá y a
papá. Sé que puedes hacerlo.
-
Claro.
-
Escuchen, no importa que vean en la televisión,
no dejen que les afecte. Estaré bien. Me cuidaré y daré lo mejor de mí. Las cosas pasan por
algo. Los amo y siempre lo haré, no lo olviden.
Son lo mejor. Regresaré.
Los abracé. Después llegó el
agente de la paz diciendo que se habían terminado los 5 minutos. Así que salieron. Y cumpliré lo que dije. Regresaré. Sea vivo o
muerto, regresaré.